Lineas ParaRelas Es una falta de ortografía con patas.

lunes, 31 de diciembre de 2012

After Earth

Nueva película del director de El Sexto Sentido, con reminiscencias de Avatar.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Izquierdistas

(Entrada resucitada).

Los partidos minoritarios suben en las encuestas como la espuma ante en declive y la decepción que arrastran el PP y el PSOE -que, sin embargo, continúan monopolizando el centro parlamentario-. Entre otro, Izquierda Unida asoma la cabeza tímidamente y saborea consejerías y gobiernos por doquier. La prueba de ello es Andalucía y Asturias, donde en el fondo las riñas entre los herederos del PCE se olvidan y vuelven los abrazos y las sonrisas a fin de arrebatar escaños al partido del Gobierno Central -pobre esfuerzo de Javier Arenas-.

Pero creo que en estos tiempos criticar a Izquierda Unida es necesario: el gobierno, recién rescatado y en erosión continuada, va a ir de capa caída y asemejándose a la vía de Grecia, preveo una hecatombe popular a medio y largo plazo, otorgando a los fieles de Cayo Lara una ascensión estelar. Ahora bien, esto me parece radicalmente peligroso.

Si hay algo que me tranquiliza del Partido Socialista y en general de los socialistas es su apaciguamiento frente al radicalismo de los comunistas. Éstos mantienen idearios decimonónicos que sin embargo en tiempos de crisis -o de ciudadanía boba- pegan con cola y llaman la atención de los más desfavorecidos.

¿Por qué la izquierda llama tanto? ¿Por qué se ama tanto una bandera -la comunista- sin conocimiento de causa? El comunista es dictadura, es idealismo, es totalitarismo, campos de exterminio y guerra. Ahora bien, aunque reconozco que el socialismo es, en esencia, diferente y más tranquilo, más democrático y conciliador, ni lo acepto ni lo defiendo ni lo secundo de ninguna manera -no es el momento ni el lugar para despellejar porque creo que los socialistas dejan mucho que desear en cuanto a su programa y en tanto a su oratoria-. Pero es que los que decidieron mantener la bandera comunista y cambiarse el nombre por izquierdistas, fardan de mantener como premisas la igualdad, la justicia, el reparto equitativo, la educación y sanidad públicas... a cambio de darles lo que más valor tiene: la democracia. Sí, mantengo en mi posición que los izquierdas son a largo plazo antidemocráticos.

A la hora de dar razones de esto me vienen a la mente falacias ad hominem, pero voy a decir una de una sola palabra que sintetiza la sinrazón a la que me refiero: Cuba. La Cuba de Castro, es a mi juicio la prueba viviente de la sinrazón y estupidez a la que estos miembros de Izquierda Unida se refieren. No se ofendan, señores de izquierda, por decirles que no saben que donde ha alcanzado el poder la izquierda más radical se ha dado la bestialidad más radical. No se ofendan si les digo que el bastión de la izquierda desde el final de la Segunda Gran Guerra, Cuba, no es más que un islote de un dictador con chándal de Adidas tan despreciable como Al-Assad, aunque ciertamente más sinuoso y menos llamativo. No se ofendan si les digo que los castristas no son capaces de argumentar sus propias medidas sin argüir a una injerencia extranjera en la isla.  Y que acuda a Cuba es significativo, porque IU y Cuba tienen idearios cercanos; son primos lejanos que hablan la misma. El propio Llamazares estudió en la isla comunista.

Los izquierdistas se aferran a conceptos abstractos peligrosísimos. Uno de los más adorados es la igualdad. ¡Bella igualdad! Platón la amaría. Y la igualdad de sexo... ¡ya ni hablemos! No sabemos ya qué es un hombre y una mujer, en todos los sentidos antropológicos, ni qué características deben tener los varones en una izquierda que aboga por elevar a la mujer a un estadio casi equánime -cuando biológicamente son claramente distintos-. La igualdad es un peligro: es una igualdad matemática, geométrica: la misma matemática que usaba Stalin en la mecanización del campo para exterminar a millones de rusos que sencillamente, con cabían en la cuenta.

Las referencias filosóficas vienen solas, lo siento. La influencia de cierto profesor polémico me puede, pero antes de sus lecciones ya venía pensando cómo es necesario minar a la izquierda: como digo siempre, no a las personas, sino a las ideas.

En defintiva, el ciudadano progresista de hoy día debe y puede criticar a la izquierda. Porque es lo que debe hacer todo ciudadano que duda de lo que le dicen que es lo mejor; o sea, hablamos de alguien sensato.

viernes, 14 de diciembre de 2012

La Opinión y la Libertad: hay que quemarlo todo.

Eso diría Hume, con sus intenciones incendiarias.

La libertad civil acarrea la libertad de expresión y de opinión. Con esto la sociedad democrática emite balbuceos irracionales que lejos están de tener sentido.Pero ¿qué derecho es más básico que el poder hablar sin el miedo al fracaso o a la mordaza? ¿Y qué es más estúpido que hablar por hablar? Esta oposición, hablar (y demostar estupidez) y callar (mostrar prudencia intelectual), son la balanza en la que se mueve el aprendizaje del ávido de conocimiento.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Sócrates para la eternidad

"Yo no sé, atenienses, la impresión que habrá hecho en vosotros el discurso de mis acusadores. Con respecto a mí, confieso que me he desconocido a mí mismo; tan persuasiva ha sido su manera de decir. Sin embargo, puedo asegurarlo, no han dicho una sola palabra que sea verdad.

Conócete a ti mismo.


Pero de todas sus calumnias, la que más me ha sorprendido es la prevención que os han hecho de que estéis muy en guardia para no ser seducidos por mi elocuencia. Porque el no haber temido el mentís vergonzoso que yo les voy a dar en este momento, haciendo ver que no soy elocuente, es el colmo de la impudencia, a menos que no llamen elocuente al que dice la verdad. Si es esto lo que pretenden, confieso que soy un gran orador; pero no lo soy a su manera; porque, repito, no han dicho ni una sola palabra verdadera, y vosotros vais a saber de mi boca la pura verdad, no, ¡por Júpiter!, en una arenga vestida de sentencias brillantes y palabras escogidas, como son los discursos de mis acusadores, sino en un lenguaje sencillo y espontáneo; porque descanso en la confianza de que digo la verdad, y ninguno de vosotros debe esperar otra cosa de mí. No sería propio de mi edad, venir, atenienses, ante vosotros como un joven que hubiese preparado un discurso.

Confieso que soy un gran orador.


Por esta razón, la única gracia, atenienses, que os pido es que cuando veáis que en mi defensa emplee términos y maneras comunes, los mismos de que me he servido cuantas veces he conversado con vosotros en la plaza pública, en las casas de contratación y en los demás sitios en que me habéis visto, no os sorprendáis, ni os irritéis contra mí; porque es esta la primera vez en mi vida que comparezco ante un tribunal de justicia, aunque cuento más de setenta años.[...]

Ya es tiempo de que nos retiremos de aquí, yo para morir, vosotros para vivir


Cuando mis hijos sean mayores, os suplico los hostiguéis, los atormentéis, como yo os he atormentado a vosotros, si veis que prefieren las riquezas a la virtud, y que se creen algo cuando no son nada; no dejéis de sacarlos a la vergüenza, si no se aplican a lo que deben aplicarse, y creen ser lo que no son; porque así es como yo he obrado con vosotros. Si me concedéis esta gracia, lo mismo yo que mis hijos no podremos menos de alabar vuestra justicia. Pero ya es tiempo de que nos retiremos de aquí, yo para morir, vosotros para vivir. ¿Entre vosotros y yo, quién lleva la mejor parte? Esto es lo que nadie sabe, excepto Dios."

jueves, 29 de noviembre de 2012

Metafísica

Todos los hombres tienen naturalmente el deseo de saber. El placer que nos causa las percepciones de nuestros sentidos es una prueba de esta verdad. Nos agradan por sí mismas, independientemente de su utilidad, sobre todo las de la vista. En efecto, no sólo cuando tenemos intención de obrar, sino hasta cuando ningún objeto práctico nos proponemos, preferimos, por decirlo así, el conocimiento visible a todos los demás conocimientos que nos dan los demás sentidos. Y la razón es que la vista, mejor que los otros sentidos, nos da a conocer los objetos, y nos descubre entre ellos gran número de diferencias.

ARISTÓTELES, Metafísica

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Obama

Reelegido el más popular de los americanos (quizá de toda la historia), ha caído consecuentamente el candidato republicano, Mitt Romney. Con más apoyo que hace cuatro años, el nieto de keniatas se enfrenta a un país dividido, con una política internacional con fuerte dependencia a su volición, con el llamado precipicio fiscal asomando por la esquina de la legislatura.

Oriundo de Chicago, Obama es una figura sociológica, un mainstream, una figura cultural, una leyenda. ¿Quién no le conoce? ¿Quién no se alegró -o se alegra- de su llegada? Es obviamente carismático, en todos los sentidos: su dicción es de perfecto político; tiene ideas, las plantea con coherencia y las defiende con entusiasmo. Es enfático, moderno, carismático; el vecino que siempre querrías. Por si fuera poco, además de atraer a los extranjeros con su negritud, su mujer atrae como un imán del voto femenino: no ha sido pasiva en la lucha por la Casa Blanca; es más, ha sido un aliciente para las mujeres norteamericanas ver a esa mujer defendiendo el ejercicio físico entre niños, el consumo de verduras, o siendo paradigmático su romance con el presidente. Obama es por tanto un animal político, el prototipo de bienaventurado y laborioso hijo de extranjeros cuyo trabajo le ha llevado a la cima. Es el sueño americano con patas; y se vende de perlas.

¿Qué ha sido del otro gran bando? Mitt Romney ha caído. No ha calado hondo en los decepcionados por el paso del 'Yes, we can'. Es arcaico todavía su partido reacio a los homosexuales, los anticonceptivos, la marihuana... El prototipo de republicano es anciano, hombre blanco, estadísticamente. Y el voto hispano, que esperaba ser una palmada en la espalda, se ha volcado con los demócratas.


De nuevo el personalismo se ha impuesto. Se ha dado una oportunidad más a Obama, se ha preferido su visión de futuro, su juventud, su dinamismo. El partido de Bush se enfrenta a un Watergate, a una depuracion de cabezas (impensable ésto en España). Van a rodar grandes cabezas: en el gobierno norteamericano (Clinton se va) y en la jefatura del partido que debe oponerse.

viernes, 26 de octubre de 2012

Sierra i Fabra, Javier Marías y los premios rechazados

Javier Marías recientemente ha rehusado aceptar el Premio Nacional que anualmente otorgaba el Gobierno. Sus razones son varias; se le conoce por no ser afín (ni tampoco enemigo) del partido que gobierna, pero básicamente aduce que como su padre no recibió ningún reconocimiento a su carrera, él tampoco lo desea de parte de las instituciones. 

Al ministro de Educación no lo soporto por  falsear información sobre la asignatura de Educación para la Ciudadanía.













La cuestión de fondo son los veinte mil euros paralelos al premio, que por supuesto se niega a recibir. Y es que, en un tiempo de crisis como el actual, con una cifra de desempleo que a fecha de hoy ha superado el límite estratosférico de Baumgartner (que es de un veinticinco por ciento), el dinero se ve, se palpa, saliendo de las instituciones públicas a nuevas manos, a cargos, diputaciones, bancos y escritores. ¿Y la sanidad? ¿Y los colegios públicos? Se depauperan día sí día también defendidos por profesores de verde, mientras se dan veinte mil euros a escritores son salarios más que suficientes, haciendo gala de un virtuosismo cultural patético, si se compara con los atroces recortes en cultura. Pero así es el arte político: vale más la sonrisa bonita de un premio Nobel lo contrario a apolítico como Vargas Llosa, vale más la pompa de emitir un fallo de un gobierno que no controla a una región histórica como Cataluña, vale más toda la imagen que se vende en Europa, que las necesidades de Cáritas que Amancio Ortega ha suplido parcialmente, que las circunstancias en las que viven los inmigrantes actuales, que la anarquía griega y la pobreza de nuestro vecino luso.
Sierra i Fabra y Gabriel García Márquez.

Enlazo aquí con todo, y ¿por qué no con alguien más? Recuerdo, hablando de premios nacionales, al genial Jordi Sierra i Fabra aceptando el mismo en la categoría de infantil y juvenil hace unos años, o siendo galardonado con el Cervantes Chico en Alcalá hace apenas unos días. Él no rechazó aquel premio del gobierno. Creo que a pesar de todo Marías actuó mal; a la generosidad se responde con generosidad: no es preciso vender tu alma a cambio de veintemil euros, pero sí es preciso responder a un obsquio con humildad. ¿Que no te consideras valedor de esa cuantía? Pues lo donas como Amancio Ortega. Que hace falta.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Las provocaciones

Chrispher Stevens, demócrata, arabista y embajador de EE.UU en Libia. Ha sido asesinado por la polémica del vídeo que se burlaba de Mahoma.
Recientemente en Francia han vuelto a publicarse caricaturas de Mahoma que han originado un miedo irracional a futuribles represalias y nuevas escaladas de violencia en los países musulmanes. De hecho, Hollande ha empezado a cerrar embajadas y a replegar al cuerpo diplomático galo ante las amenazas claras de los radicales de Alá. ¿Qué sucede cuando un vídeo, una idea, se burla de los extremismos religiosos? Que las ideas se vuelen violencia.

Christopher Stevens, despúes
EE.UU vio cómo un trailer (de una película irreal) ha acabado con una revolución de violencia sistémica en los otrora aliados de Washington de la llamada 'Primavera Árabe'. Parece que el multiculturalismo ha fracasado estrepitosamente allí donde Obama y Cameron intentaron fardar de éxito transfronterizo de culturas diferentes pero unidas por el amor a la democracia y la paz. Un vínculo que ha durado bien poco. Un año, ni más ni menos. En este tiempo un nuevo escándalo ha resucitado los odios enterrados y ha terminado con la exagerada muerte del embajador en Libia. 

Ante esto, la administración yanqui calla. Prefiere no arriesgarse a provocar más ira. Cree que es mejor ser vistos en esto como víctimas que como instigadores; y en el peso inexorable de las elecciones estadounidenseses del otoño cae como un telón de acero que torna rígidos los gestos de Obama, que mide sus palabras con miedo a escándalos de su prensa (en esto aventaja a su torpe adversario).

Clinton y Obama. La noticia de la muerte del embajador (un demócrata al que conocían) se percibió más a ella.
Pero me sorprende, y mucho, dos cosas. La primera es la situación de cobardía que mueve a Europa frente a estos sucesos. Los gobiernos republicanos, en sus estapas en la Casa Blanca, realizaron incursiones ilegales en territorio árabe con pretexos menores (Guerra del Golfo, Guerra de Irak). Pero, cuando un máximo representante del gobierno del país hegemónico del mundo es asesinado, la respuesta del gobierno es llanto, resignación y tristeza. Y sin embargo, éso recapitaliza votos a favor de Obama. Quieran prudencia los americanos; no belicismo infructuoso.

Por otro lado está la cobardía de Occidente. Tememos las publicaciones críticas con el Islam de países europeos, hasta el punto de 'aconsejar' no publicar imágenes, críticas o vídeos de la índole del trailer de la película incendiaria. ¿Renunciamos a nuestra libertad de expresión sin percibirlo? ¿Acaso no debería actuar con contundencia los países demócratas que aceptan el laicismo y viven con el chiste fácil cotidiano hacia lo religioso? Aquí vemos el traslado de la fuerza del poder que han dado los últimos años. Las potencias árabes capitaneadas por Irán tienen en vilo a Europa. Son las potencias del futuro...y del presente. Su chantaje empieza ahora, pero lleva dándose desde que el petróleo es la fuente del poder político y no otra cosa. ¿Acaso Libia no fue intervenida por menos razón que el oro negro, y Siria está muriéndose desangrada por no poseerlo?

Es muy serio comenzar a tener miedo de expresar nuestra opinión sobre las religiones ajenas. Las religiones son ideas, ritos, creencias, que pueden ser juzgadas con la palabra en todas sus variantes civilizadas. Pero cuando parlamentamos con fanáticos religiosos el diálogo se trunca, y vemos que el idílico multiculturalismo de Occidente es una falacia más de la tecnocracia. A callar, a bajarnos los pantalones, debemos hacer como respuesta a las masacres y los atentados.


No se trata de ir en contra del Islam. Se trata de ir en contra una corriente fuerte del mismo, el violento, fanático, antilaico, reaccionario, antioccidental, pro guerra. Distinguiendo uno de otro podremos distinguir los que son libres de creer en las creencias de Mahoma y en los que lo creen por  miedo, y emplean ese miedo contra el mundo Occidental. Indudablemente, nosotros somos los civilizados. Pero ellos son personas; y están equivocadas.


martes, 4 de septiembre de 2012

Pollo con ciruelas

He aprovechado el verano para ponerme al día con algunas de las películas que tenía pendientes por ver, y curiosamente,  aunque ésta no estaba en mi lista, será de la que hable hoy.

Con un humor negro e incisivo, Marjane Satrapi (creadora de Persépolis) y Vincent Paronnaud relatan la historia de un violinista que decide dejar de vivir. La pregunta, ¿por qué?, será respondida con fragmentos que nos muestran la vida del protagonista y una preciosa historia de amor. Sin abusar del dramatismo que de por si supone la decisión de un suicidio, el film transcurre con cierta melancolía y aparente ligereza provocando la (son)risa de vez en cuando. Uno de sus puntos fuertes es el estilo propio de fotografía y habilidad de mezclar elementos visuales más propios de la fantasía con la realidad. El resultado final es un contraste agridulce y tan delicioso como el del plato que le da nombre, Pollo con ciruelas.
 

Encontrarme con esta película fue una feliz casualidad. No está precisamente anunciada "en los mejores cines", ni uno de esos largometrajes indies que terminan haciéndose casi tan famosos como los hollywoodenses. Sin embargo, recomiendo a todo el mundo que desee sumergirse en el realismo mágico a que se de una vuelta por este más que agradable cuento para adultos.

viernes, 22 de junio de 2012

Por qué recomiendo leer a Ortega

A menudo parecen los pensadores densos, sumamente artificiosos, como si desearan no tanto explicarse de forma límpida como enmarañar su idea con subterfugios y numerosos adjetivos complicados. Debo reconocer que en el filósofo más importante español -que no el único- encuentro mucha claridad e ideas interesantes para el hombre actual: trata de contar lo que quiere contar, su filosofía, de forma clara y esquemática; sus argumentaciones se suceden pero no se atolondran, no abruman. Su léxico no es hegeliano, ni kantiano, sino para el español medio.



¿Qué ha sido del noble de la antigüedad? ¿Qué ha sido de las masas? ¿Por qué se rebela? ¿Europa camina por tierra firme o se hunde en un Titanic de intereses opuestos? ¿Qué ha sido del aristócrate anterior al siglo de las revoluciones? ¿Camina la política por un valle de sombras? Estas cuestiones intrigan al madrileño Ortega y Gasset. ¡Y merecen aún más interés! Hoy día, no interesan más que en aquel entonces, y estas preguntas se pierden en la niebla de la estupidez o bien se asimilan erróneamente.

Ortega, de vivir en la España de Zapatero, palidecería al ver sus ideas tornarse reales o por contra, por ver que estaba muy equivocado. En cualquier caso, admitiría en este mundo sus peores temores para la posteridad, una posteridad decadente, fragmentada, gobernadas por masas informes que el hombre no reconoce como 'naturales' (mercados, masas, redes sociales...). ¿Hacia qué futuro camino el mundo? Tal vez un futuro no tiranizado por máquinas en sentido estricto, pero sí por entidades abstractas que adoramos como los antiguos adoraban a los planetas. Si el hombre no deja de comportarse como un cangrejo, estaremos condenados a repetir la historia. Una Gran Guerra, otra, otra... ¿Cuándo el hombre moderno leerá libros en lugar de adorar el belicismo?

Ortega, con una pluma concreta y concisa, con una literatura ensayística profunda pero clara, ahonda en grandes cuestiones. ¡Más Ortega y menos orto! ¡Libros cortos y sencillos! ¡Precios de escándalo! Metan a este señor en su capitalismo de biblioteca. No les decepcionará.


sábado, 2 de junio de 2012

Reportaje de Canción de Hielo y Fuego (V)

Explicación de por qué merece una nueva crítica. Efectos narrativos y disección de los últimos tomos de la saga (Festín y Danza de Dragones)

Hace más de un año de las últimas entradas que analizaban el universo literario de Martin. Por aquel entonces no había sido publicado Danza de Dragones ni Juego de Tronos era el centro de gravedad de la ficción televisiva. Ahora sin embargo hablar de que los Lannister siempre pagan sus deudas o animar a alguien asegurando que es más noble que un Stark es lo más normal y corriente de la jerga de los entendidos no tanto en la ficción de letras, sino de la televisión actual, inflada a series. Westeros ha llegado al corazón del mundo gracias a una campaña de marketing auspiciada por la HBO que la ha catapultado a los temas sociales generales o mainstream (si queremos odiosamente reconocerlo en la lengua de Sakespeare) de la sociedad actual. Twitter, Facebook y YouTube están inundandos por la moda de Juego de Tronos. Es difícil no oir nombres de personajes de la saga, zonas cúlmenes del libro o fardar de la inclusión de su vídeo de entrada u openning honorificado por Los Simpson.

¿Pero por qué volvemos atrás si ya dejásteis claro que la saga es maravillosa ehicisteis un análisis certerísimo como sólo vosotros dos hacéis? Bien, creo que las circunstancias han cambiado. He releído a medias los libros, he visto la serie y he catado tanto Festín de Cuervos como Danza de Dragones (cuarta y quinta parte). Dicho esto, es conveniente avisar de cosas que están cambiando en la saga. En primer lugar, creo que tras Tormenta de Espadas la complejidad de la trama es tal que Martin está suturando un obra que se hunde poco a poco. Tras terminar el libro quinto he percibido que su narrativo no ha caído: continúan dándose cliffhangers con naturalidad y continúan muriendo los que no tienen que morir y viviendo los más odiosos, enervándonos y levantándonos del sillón. Es sin embargo, por donde va la saga lo que perturba: no avanza; se queda a medias en lo que expone, introduce nuevos y más personajes y no hace que la burbuja explote de una vez. 

Que explote la burbuja es algo ideal. Así lo hizo en TdE y así aplaudió la crítica esa explosión de espadas, revelaciones y sangre y vísceras. Sin embargo, Martin peca en sus últimas obras de alargar la historia, de hacer miles de folios más que como medios, como fines. La llegada del invierno, esto es, el sexto libro (buff, qué miedo) arremeterá contra todos los personajes, y es pues necesario que estén todas las piezas listas para ese colofón que será Winds of Winter. Ahora bien, ¿a qué precio? De seguir, la trama se va a desvirtuar y los que confiaban en la audacia de Martin como artista creyendo que estando la pluma en su mano nada malo le ocurrirá a la saga o incluso a la serie de televisión, se van a decepcionar.

Festín de Cuervos fue para mí el principio del fin (como la cuarta temporada para perdidos). Con personajes menos interesantes, tantas tramas abiertas nuevas, con nuevas caras y casas por integrar, además de forma secundaria, habida cuenta de que es a propósito este segundo plano que le dan a los nuevos cuervos del libro. Quiero decir que el papel secundario y por ende coñazo que le atribuye Martin a los nuevos señores nobles de forma intencionada rompe con lo de antes; esto es, personajes cien por cien necesarios, que aportan su función exacta a la trama y al ser tan necesarios su desaparición sorprende y cautiva. Con este recurso Martin quería centrarse en otras historias, en las Antípodas de Canción de Hielo y Fuego, y sinceramente no supo guardar la esencia de la saga, su continuidad con gente de las Casas Stark y Lannister y sus frotes y odios. Obviamente necesitaba introducir nuevas caras en la historia, pero no supo conjugar ésto con salvaguardar a otros personajes interesantes como Tyrion, Jon o Dany.

Para acabar, Danza de Dragones ha sido, como había oído, un libro de transición donde las piezas vuelven a moverse en el tablero de ajedrez sin devorar ninguna pieza (al menos, clara y especificamente). La perla del libro es poder deleitarse con el trío de personajes clave (los arriba mencionados, el gnomo, el lobo y la dragona), pero aunque esto es ciertamente deleitable, decepciona no ver una correspondencia en el resto de tramas. ¿Reek, Stannis, Melissandre?

Por no destripar más, me callaré.

Sólo espero seguir comentando esta saga, que tanto da de hablar ahora y seguirá haciéndolo, pues es ciertamente polémica y deja cierta adicción a quien respira su aroma sanguiolento.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Siria nunca será una prioridad

Con España cayéndose a pedazos y las papeletas internacionales apuntando a un rescate europeo en ciernes, las prioridades del mundo civilizado son financieras. Han dejado de lado hace mucho tiempo a la política, por no hablar de los derechos humanos. Sin embargo, nuestra vergüenza nos persigue. Somos ratas que sólo salvamos vidas cuando el flujo de oro negro amenaza con cortarse. Francia fue la primera en mojarse y apostar por unos rebeldes, los libios, que seguramente tomarían el control de las refinerías libias y quiso asegurarse la amistad del pueblo rebelde arriesgándolo todo por un moviento de ajedrez que acabó en una intervención militar.

Siria, por contra, siguió en su batalla campal. Y lejos de calmarse los ánimos, ha empeorado la situación. El dictador apreta y ahoga a su pueblo y la dignidad del pueblo europeo -otrora libertario, humano, qué se yo, hasta civilizado- es apenas una mierda entre los cadáveres de los niños que Al Assad asesina mediante bombardeos impersonales. 

La hipocresía de la sociedad es ardiente en su ironía. Al salirse de los labios de los revolucionarios, se torna ácida y corrosiva, pues es una verdad tan dura que quema, que duele, que asquea. La mujer del dictador sonríe en la fecha del referéndum del país. Es una de las pocas mujeres vendidas a la plata de Occidente. Lejos de ser la madre del pueblo y defensora de los desvalidos, se escuda detrás de su hombre, comprando más de Europa y menos corazones de su pueblo.

La guerra civil es una realidad ya en Siria. Los términos no son importantes. ¿Cúando dejó de ser un conflicto para constituir una auténtica carnicería? ¿Cúando Reino Unido abandonó su propósito de paz en el las zonas árabes y se dejó a merced de los titulares de prensa? Desgracidamente, funcionamos así. Y los anglosajones, más aún. A base de bombas se gana la guerra en Kabul; en Londes, sin embargo, un buen titular y una huelga de odio en Twitter son suficientes para derribar no gobiernos, pero sí ministros y medidas. En las últimas jornadas de hecho, Dilma Rouseff ha echado atrás parte de su proyecto de ley de tema amazónico por las presiones internas y externas -hasta el propio Forges, de El País, o creo que otro hacedor de viñetas-. Dilma, una mujer dura como el acero, que se mantiene en la tormenta -pues ella suele tener parte de bomba, es decir, ella es el ojo de la tormenta porque la controla-, tuvo que vetar in extremis parte de la nueva ley de su partido.

El poder de las masas es poderoso. Y sin embargo, Siria nunca será una prioridad.

sábado, 12 de mayo de 2012

Un año de indignación

Se cumple un año del movimiento 15-M.

Qué cantidad de cosas diría ahora sobre este movimiento que hace un año no imaginaría. Sí, me gusta, me agrada... pero la dura y fría realidad me hace verlo con ojos críticos. Tras clases de Antropología con Fuentes no puedo sino ver con otro ojos los vítores de libertad e igualdad que abanderan los indignados en sus frescas manifestaciones. Los perroflautas -que asimilan el nombre con orgullo como señal de lo retrógrados que son sus críticos- se vuelven a organizar para conquistar las calles y exigir lo que no hay. Pero es que, ahora, con unos recortes asfixiantes, una deuda colosal y un gobierno de derechas la reivindicación incluso se ha extendido. Hay más afines al movimiento que nunca. La gente canaliza en este movimiento -de izquierdas, moviemiento político, social y, por ende, político, sin ser óbice ésto de su enorme trascendencia en una sociedad que dormita durante el resto del año- la desazón que les han produdido las elecciones que han pasado. Ni el cambio municipal, ni el regional o estatal -o el andaluz- han cambiado algo en la sociedad. ¿O sí?

A pesar de la marea azul, a pesar del imperio de las gaviotas en el noventa y nueve por ciento de España -de forma legítima, democrática-, el miedo ha hecho al PP perder el feudo más importante del país como es Andalucía. ¿En qué pensaba Rajoy cuando animaba a Arenas a seguir la carrera en el partido autonómico? En realidad, es un chasco lo que ha pasado allí y en Asturias. El voto del recorte ha hecho mella en las urnas populares y el beneplácito absoluto de la sociedad al Partido Popular se merma por cada viernes de reformas.

Mas ¿qué clase de país es el nuestro? Estamos contradiciéndonos. Seguramente, los alemanes no entenderán nuestros vaivenes electorales, el por qué ora somos azules, ora rojos, ora verdes. La población española quería un cambo de gobierno; comprendía que Zapatero había metido la pata hasta el fondo y no había sabido cómo enfrentarse al tsunami del desempleo, y votó al PP otorgándole la corona de la mayoría absoluta. Pero ¿qué ocurrió? El Presidente nuevo pensó que eso significaría un derecho legítimo a reformar aquí y allá lo que no convenía y lo que habían asegurado tocar a lo bestia -pues son mentirosos y corruptos, como todos los políticos, pero sí predecibles-. Sin embargo, el castigo electoral llegó con Andalucía: la gente quiere cambios, quiere esfuerzos, pero no quiere un hacha al sistema social. Así que tenemos a una España partida, que confía en parte en el PP y que en parte tiene grandes feudos aún en el poder del PSOE -Euskadi, Andalucía, tal vez Asturias-.

En este año, pues, han cambiado grandes cosas. Otras no. El 15-M ha perivivido. Tengo que decir, sin embargo, como crítico -pues se critica lo que a uno le interesa-, que sí ha perdido viveza. Vuelve en primavera por el simbolismo del aniversario, por el tiempo, por la fecha, por la política de recortes... Sí, vuelve por eso. Pero el resto del año han sido sólamente un arma contra los desahucios del país. Necesaria, sí, pero en definitivas cuentas se ha desvirtuado.

El mayor error del 15-M es creer que deben ser apolíticos. En parte, eso les ha granjeado la fama que tienen, el cariño de las masas al ver que no sacan provecho, pero el sistema es real, y a no ser que se constituyan como entidad y maduren -sí, maduren y se tornen algo tangible y no una idea utópica ciertamente inmadura, que no estúpida o inmotivada- la gesta que cometieron hace un año pasará a ser una anécdota de la burguesía de izquierdas que escriba los libros de historia para los alumnos de la ESO de tres años que Werb planea.

Si toda la política apesta, el hedor del 15-M es gustoso, necesario. Que continúe. No le votaría, pero me gustaría que siguiese haciendo pensar a la gente.

viernes, 20 de abril de 2012

Drive


Un tipo duro  que trabaja en un taller de coches, y conduciendo ocasionalmente  como especialista de cine o ayudando a criminales. Pero que no te engañe, Drive no es otra película prefabricada en serie de Hollywood. Con una estética extremadamente cuidada desde los planos que resultan bellos y perturbadores sin pizca de artificio, hasta la banda sonora que se adapta y refuerza al ritmo de la película y unos de los mejores comienzos que he visto desde hace tiempo, Drive, te cautiva.
Poco a poco a pesar del escaso diálogo y aparente frialdad, presenciamos el encuentro de Driver (Ryan Gosling), y su vecina (Carey Mulligan), a la que querrá ayudar y por quien se verá envuelto en una trama mayor de lo que espera.


Tensión, ternura y violencia cruda, todo ello en dosis medidas pero contundentes. Eso sí, el argumento es un tanto simplón y queda destripado en el tráiler.

viernes, 6 de abril de 2012

Siete películas a recomendar (III)

1. Valor de ley




Historias de las buenas, de vaqueros borrachos y niñas que buscan venganza por la injusta muerte de su padre..., ésas, sí, ésas, ya no se cuentan. Y es una pena; porque he disfrutado cabalgando por el Oeste como en los viejos clásicos.


2. La mujer de negro.





Los ánimos para ver terror puro en el cine son escasos por culpa de la cultura yanqui, que echa mano en este género de la violencia, el sexo, y la filmación movida. Afortunadamente asistimos a una obra británica, con un Daniel Radliffe (Harry Potter para los pottéricos) potente, callado, que intenta alejarse del tópico en el que está enmarcado.


3. Plan de vuelo: desparecida.




Pese al título francamente malo, Jodie Foster trabaja de lujo con aceleramiento del thriller y paranoia. El ritmo no decae; crece más y más y hace dudar al espectador de lo que está viendo. Le implica, le cautiva, le aterra y le disgusta: una mujer recién enviudada viaja en avión de Berlín a Nueva York. En el camino, pierde también a su hija.


4. La piel que habito.




Almódovar no es mi devoción, pero tampoco de mi antipatía. Algunas de sus películas pecan por rodundar en los mismas temas, pero La piel que habito es una revolución. Sí, tiene sexo. Sí, tiene violencia. Pero más allá de eso el director manchego ha hallado una historia solemnemente trágica, original y fantástica. La música y los actores son un deleite. Un orgullo, como resultado de una carrera larga, para cualquier español.


5. Up in the air.




George Clooney remonta de nuevo. Aquí es un profesional en despedir a gente sin escrúpulos (él no los tiene, no sus pobre víctimas). Lleva una vida fría y superficial, sin vivir en ningún sitio fijo. Con una compañera aprendiz a su lado, verá el mundo con otros ojos. Original. ¿Sólo original? No, es una buena historia.


6. Poder absoluto.




¿He dicho que amo a Clint Eastwood? Ese viejo me tiene loco con sus películas, siempre haciendo de malo, de vaquero, de tipo duro... por dentro hecho de pan. En esta ocasión, es  un ladrón con clase que presencia un asesinato. Pero, ¿quién va a creer su palabra? Gran película, grandes actores, gran historia.


7. Alien.




Ahora que Prometheus -su precuela- está a la vuelta de la esquina, esta película merece volver a la memoria. ¿Quién no recuerda esas escenas en el espacio sideral negro, con la sombra acechante de un monstruo? Éste es el terror absoluto, el miedo a lo irracional. Es la corona de un género. Señores, veánla. Sufran con su música, con la inercia humana ante el miedo de lo desconocido. Una joyita universal.

martes, 20 de marzo de 2012

The Walking Dead

Seria americana de zombies con gran peso en lo relacionado a trazar grandes conflictos personales o sociales, esto es, alejadas de la marejada de muertos vivientes.  Y ya está. Hay sustos, hay acción, hay grandes diálogos... Hay de todo. Y ya está. Y buena banda sonora. Y ya está.

lunes, 30 de enero de 2012

El árbol de la vida

Explicar el origen del universo y la infancia de un niño, influenciada ésta última por la delicadeza de la madre y la rudeza del padre, éste es el argumento de la famosa El árbol de la vida. Una basofia. Una mentira.

lunes, 23 de enero de 2012

Las dos Españas y la muerte de Fraga

Parece que las dos Españas no son tan ireconciliables como parece. Sí, la democracia ha hecho que las dos Españas se turnen el poder cada ocho años, pero cada vez que se da un cambio de gobierno se fractura el pensamiento del pueblo, y lo más importante, su historia.

¿Somos tan simples los españoles que nos dividimos exclusivamente en los que veían al exministro de Franco ya fallecido como un continuador del Régimen y los que lo veían como el renovador democrático que necesitó la derecha? Las redes sociales -conquistada por los jóvenes y con mayor activismo de la izquieda- lo ven como el asesino que, en parte, era, mientras los demás medios, la televisión pública ante todo, incide en su labor como padre del actual Partido Popular y como engranaje, junto a Suárez, entre el franquismo y la transición.

¿Qué fué exactamente esa figura gallega recientemente mitificada? ¿Un asesino? ¿Un aperturista?

En la historia de España- para decepción de la justicia histórica ejemplarizada en Garzón-, así como cuando se derribó el III Reich u otros régimenes, la línea que separaba a los militares del caudillo, a los asesinos, de la población civil inocente o no tan inocente, era y es tan difusa que los gobiernos democráticos o predemocráticos se vieron y se ven obligados a emplear la anmistía como arma de reunificación nacional para el orden y la libertad que la sociedad quiere. Más aún, que pudiera pasar página el país era lo que ansiaban las víctimas de la tormenta. 

En un país como España pasar página presenta claroscuros. Si bien conseguimos consolidar un sistema equitativo justo a través de una desligación del franquismo digamos mestiza, ahora las víctimas de la Guerra Civil reclaman justicia para sus víctimas y se sienten engañados. No se proclamó la III República a la muerte del dictador, sino que se reinstauró la caduca monarquía. Y tampoco se impusieron como primer orden la aperturadel tema guerracivilista.

España cree que ha olvidado su pasado. Como dijo un argentino en Cuéntame: "Ustedes los españoles piensan que han inventado la democracia". No seamos ingenuos. Ni vivamos sin el temor de sublevaciones. El Gobierno debe ser consciente de que en España nada es estable. Una crisis como ésta aún más agravada podría acabar con nuestra realeza; una crisis como ésta podría reabrir brechas en una derecha como la que tenemos, con treinta años de experiencia democrática y sin embargo muy anclado en los principios del Movimiento.

¿Fraga fue un monstruo? ¿Fraga fue un santo? Como la mayoría de las figuras políticas de este país que no se unden en el fango de la corrupción solos y desprestigiados, fue una persona de carne y hueso, mediocre, con sus luces y sombras. El conjunto de la sociedad nunca se podrá de acuerdo en el papel que jugó.

Pero es que España aún tiene muchas luces y sombras.

sábado, 21 de enero de 2012

El nombre del viento



Feliz año nuevo. Mi ausencia durante estas semanas ha sido debida a los exámenes universitarios; me ocupan tiempo y son mi principal preocupación.

Ahora que ha empezado un nuevo año quiero corregirme respecto a lo que hice hace uno: aceptar el reto de leerme una gran cantidad de libros. Creo que eran cincuenta. No, no quiero hacer más apología de lectura atolondrada. En lugar de eso de los libros que me leo, lentamente y con cuidado. Porque así leo: despacio como un topo. Invierto mucho mi tiempo en pasar las páginas y en dejar una lectura para empezar otra. Por tanto, renuncio al reto famoso que el año pasado acepté.

Hace como unos cinco meses me terminé de leer El Nombre del Viento, una novela de aventuras fantásticas y medievales de gran éxito y que creo que merece una pequeña reseña y comentario. Bien, la novela me gustó bastante. Aunque hubo momentos en los que la lectura era demasiado pesada, o mejor dicho, alargada, el autor, y lo es que es más, la traductora, trabajaron cuidadosamente la forma de escribir, sencilla, en primera persona, directa, y la traducción, directa, concisa, y adaptada a las voces de cada momento de la narración.

Kvothe es el protagonista, un muchacho que francamente lo ha tenido todo difícil, desde una infancia de trotamundos con padres de nivel adquisitivo bastante bajo -pero grandes padres, todo hay que decirlo-, hasta una amistad menguada con su primer profesor de lo que serán los secretos de la magia de la saga Crónicas del Asesino de Reyes, pasando por una estancia en las universidad difícil y un amor imposible, misterioso, tierno, natural.

Si algo tiene esta novela es naturalidad: un universo nuevo, con nuevas deidades y sobre todo con un personaje único y a la vez típico -el trotamundos romántico y noble- se abre al ojo del lector con inusitada lentitud y precisión. Se notan reminiscencias de autores fantásticos clásicos, pero esa idea es típico viendo a un virgen de este género intengrándose en el mercado de forma tan fulgurante. En realidad, todo lo que rodea esta historia es sumamente nuevo y fresco. Los decepcionados con la literatura contemporánea no pueden negar el acicate que es ver sangre nueva en este mundo tan concentrado entorno a los adolescentes y los vampiros. Aún hay esperanza en esta negrura que es el panorama internacional de las letras. Y sí, la esperanza viene de los Estados Unidos.
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