Ser socialista es ser ingenuo. Pocos socialista me parecen realistas y pragmáticos; pero los hay aún que otorgan confianza a los rubalcabistas, que todavía creen en el viejo aparato del sistema de la era Zapatero. De hecho, la cúpula misma del PSOE es así: está inflada de fieles al maquiavélico perdedor de elecciones que parecen preferir la muerte antes que una renovación facial, aún a riesgo de entrar en una metástasis política.
Admitiendo que decir los/las alumnos/as es difícil |
El PSOE es la ironía del idealista en el poder corrompido a lo Weber por el juego de tronos de la democracia. Aupado por un partido destrozado y por el impacto social del 11-M -que no resta apoyo al proyecto político que tenía-, José Luis Rodríguez Zapatero inauguró el zapaterismo en España con dos legislaturas con los pies en el aire y no en el suelo. Su política rosa, tachada así por el bonísimo Il Cavaliere, sus concesiones a los nacionalistas, su intento de tregua con ETA, pero sobre todo su fracaso en las respuestas que necesitaba el país a la recesión economica hicieron que se fuera por la puerta pequeña, con el odio de todos los españoles por haber dejado el país al borde del rescate europeo.
Los socialistas beben de la socialdemocracia europea y yanqui -demócrata- buenrollista, cosmpolita y relativista, de moral progresista y como mandamiento supremo el respeto a todas las opiniones -lo que quiere decir a ninguna, en realidad-. Las respuestas del gobierno de entonces a ciertos problemas fueron correctas y revolucionarias en tanto que el resto de fuerzas políticas españolas -el Partido Popular- no quería dar cuenta de esa España nueva que había llegado desde la democracia. La ley de plazos del aborto, la materia de Educación para la Ciudadanía o del matrimonio homosexual tuvieron sus pegas, pero apenas fueron minucias de conservadores escandalizados por el giro radical del destape. Éstas son algunas necesidades que supo paliar el socialismo español, pero en otras demostraron su inopia e idealismo alejado del sentido común social.
En cuanto a educación, se aprobó el Plan Bolonia, sacramento de la globalización pedagógica anglófila consistente en imitar el modelo norteamericano tratando de hacer más -o fingir hacer más- con menos recursos, estando menos en la universidad, pero, misteriosamente, como un dogma de fe, ¡sabiendo lo mismo!
LÓGICA BOLOÑESA
5 AÑOS DE TITULACIÓN = 4 AÑOS DE GRADO
En cuanto a cultura, el progresista gobierno de Sinde del Ministerio de Cultura aprobó la Inquisición Intelectual, penando la cultura y educación libre de Internet y penalizando a aquéllos que osasen no pagar el tributo por el placer estético del cine español, cine carísimo y encima ya apoyado estatalmente.
¡Hora de feminismo! El gobierno de Zapatero fue el creador de la igualdad como ministerio político. Decir ministerio, empero, es quedarse corto: lo que hicieron fue crear los ministerios, consejerías, ayuntamientos y consejerías de la igualdad, creando la institucionalización de los estudios de género, no como filosóficos en general, morales, estéticos, históricos o legalistas, sino como estudios en sí mismo, y también la politización de esos cargos y campañas políticas que chupan del erario público sin cesar. Criticar ésto era suicidarse políticamente; por ello el PP se unió a aquéllo y decidió que defendería la igualdad de hombres y mujeres -un partido como él, conservador, filoeclesiástico, de moralidad y sexualidad rígida-. Pues bien, España ha caído en la dictadura de género, en la que las estadísicas, los títulos, los textos y los contendidos educativos deben orientarse hacia la vertiende del fenimismo, incluso en desprecio a la autoridad intelectual de lingüistas o academias como la de la lengua. Que ahora se haya extendido este fenómeno es gracias y sólo gracias a la contribución socialistas. Pero no seamos simples: no se trata de censurar toda acción en defensa de la mujer, sólo de denunciar la arrogancia posmoderna, la chulería igualitaria y el autoritarismo en aras del mayor bien. Obviamente cualquier sensato se opone a la violencia machista, pero pocos denuncian que el dinero orientado a la instrucción intelectual en todo el Estado en este ámbito podría emplearse para mejorar la Justicia en España, dotándole de recursos y de -aún más- juzgados de la violencia contra la mujer, aumentando las penas para españoles y extranjeros que agredan a mujeres y de mujeres que denuncien falsamente -que son escasas-. Tampoco menciona este feminismo de pancarta el escaso papel de la mujer en el deporte, el coste de los anticonceptivos hoy día, el recorte en becas que en general aumentan las desigualdades sociales o la retirada del cheque bebé, que incentivaba la natalidad y era excelente fiscalmente hablando -qué bien me queda decirlo-.
Hablemos del problema nacional. Respecto al nacionalismo, Zapatero sembró lo que Rajoy cosechó. La situación que Cataluña sufre a nivel político -cosa muy importante, porque a tanto a llegado el distanciamiento de los políticos que sus problemas y los de los ciudadanos son bien diferentes- se debe, y se puede decir claramente, al peso del Tripartido en la escena catalana, que enarbolaba banderas distintas cada dos minutos y coqueteaba con los separatistas y con el gobierno central cuando el interés llamaba a la puerta. ¿Gobiernos de coalición con el PNV? ¿Competencias enviadas a Canarias para tener su apoyo en la legislatura? ¿Diferentes discursos incohesionables a nivel nacional para contentar a todos? Todo era permitido por el maquiavelo de León si se ganaban elecciones: y se ganaban. En cuanto a ETA, es muy olvidadiza la gaviota española: ¡recuerden, señortes del Gürtel, en la hemeroteca de YouTube, las intentonas de Aznar por intentar llegar al acuerdo con el ejército de liberación vasco!
Hablemos de la economía, de los planes intervencionistas en plena recesión cortados por el tirón de orejas europeo. Hablemos de las bajadas de impuestos. Hablemos del paro galopante, de la reforma laboral izquierdista criticada por los sindicatos o de los sueldos de las cajas de ahorros aupados por PP, PSOE, IU y sindicatos. Hablemos de Andalucía y el fraude de los Ere.
Pero si de algo quería hablar en esta entrada, es de las incosistencias socialista en la actualidad, con el axioma de la democracia a toda costa con primarias en diferido y casi en empate, exilios de la oposición -Chacón en EE. UU. huye o se deja ver por las cámaras-, con un anciano macaco sapientísimo de los vicios del poder y con más títulos de ex que la agenda de un protagonista de Gandía Shore. El PSOE se pasa la vida esperando; sus nuevas generaciones no conocen una sociedad que no les vote, un voto fijo, un sueldo vitalicio, y no luchan por recuperar ese espectro de votantes indecisos. No merecen llamarse políticos honrados y apasionados, enamorados de la tragedia del sucio pero efectivo poder político, pues han olvidado lo que es sufrir, llorar o sangrar por un electorado al que enamorar de cero cuando desde el principio te ha quería la zona de amistad -friendzone-. Dependerá de los socialistas invertir el encasillamiento de sus líderes y romper el anquilosamiento ideológico que tienen. Tienen una baza: el consenso generalizado en la sociedad española en que añoramos nuestro sistema de bienestar anoréxico, envenedado con el plutonio de la austeridad del PP. Pueden dudar de qué hacer, pero no por dónde empezar: tienen que reconstruir lo que paradógicamente ellos mismos echaron por tierra.