Sacando al perro un anciano, en moto, que eso es lo mejor, me ha dicho en el campo:
-¡Cuidado con las cabras, no vaya a ser que tu perro las espante!
En efecto mi can, de raza cazadora, nervioso, se ha quedado pasmado viendo a los animalejos, con el rabo erizado. Acojonado, vamos. Ha sido decirle que volviera para ir directo a las cabras.
Temía lo peor. Una vez se encontró un conejo lenturrón y lo remató. No es su culpa. Es su instinto.
Las cabras pusieron pies en polvorosa, el viejo soltó un par de maldiciones y el perro volvió dócilmente al lado de su amo despúes de recibir un par de gritos como castigo.
Mientras veía correr a los cabritillos por el campo espantados ante el gran loco que era mi perro, no pude evitar sentirme malvado por haber entorpecido el tranquilo viaje de los animalitos. Pero me reí malévolamente de ver al viejo correr.
1 comentario:
Oh yeah Guille Bad Boy :)) !!
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