Chrispher Stevens, demócrata, arabista y embajador de EE.UU en Libia. Ha sido asesinado por la polémica del vídeo que se burlaba de Mahoma. |
Christopher Stevens, despúes |
EE.UU vio cómo un trailer (de una película irreal) ha acabado con una revolución de violencia sistémica en los otrora aliados de Washington de la llamada 'Primavera Árabe'. Parece que el multiculturalismo ha fracasado estrepitosamente allí donde Obama y Cameron intentaron fardar de éxito transfronterizo de culturas diferentes pero unidas por el amor a la democracia y la paz. Un vínculo que ha durado bien poco. Un año, ni más ni menos. En este tiempo un nuevo escándalo ha resucitado los odios enterrados y ha terminado con la exagerada muerte del embajador en Libia.
Ante esto, la administración yanqui calla. Prefiere no arriesgarse a provocar más ira. Cree que es mejor ser vistos en esto como víctimas que como instigadores; y en el peso inexorable de las elecciones estadounidenseses del otoño cae como un telón de acero que torna rígidos los gestos de Obama, que mide sus palabras con miedo a escándalos de su prensa (en esto aventaja a su torpe adversario).
Clinton y Obama. La noticia de la muerte del embajador (un demócrata al que conocían) se percibió más a ella. |
Por otro lado está la cobardía de Occidente. Tememos las publicaciones críticas con el Islam de países europeos, hasta el punto de 'aconsejar' no publicar imágenes, críticas o vídeos de la índole del trailer de la película incendiaria. ¿Renunciamos a nuestra libertad de expresión sin percibirlo? ¿Acaso no debería actuar con contundencia los países demócratas que aceptan el laicismo y viven con el chiste fácil cotidiano hacia lo religioso? Aquí vemos el traslado de la fuerza del poder que han dado los últimos años. Las potencias árabes capitaneadas por Irán tienen en vilo a Europa. Son las potencias del futuro...y del presente. Su chantaje empieza ahora, pero lleva dándose desde que el petróleo es la fuente del poder político y no otra cosa. ¿Acaso Libia no fue intervenida por menos razón que el oro negro, y Siria está muriéndose desangrada por no poseerlo?
No se trata de ir en contra del Islam. Se trata de ir en contra una corriente fuerte del mismo, el violento, fanático, antilaico, reaccionario, antioccidental, pro guerra. Distinguiendo uno de otro podremos distinguir los que son libres de creer en las creencias de Mahoma y en los que lo creen por miedo, y emplean ese miedo contra el mundo Occidental. Indudablemente, nosotros somos los civilizados. Pero ellos son personas; y están equivocadas.
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