Lineas ParaRelas Es una falta de ortografía con patas.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Las provocaciones

Chrispher Stevens, demócrata, arabista y embajador de EE.UU en Libia. Ha sido asesinado por la polémica del vídeo que se burlaba de Mahoma.
Recientemente en Francia han vuelto a publicarse caricaturas de Mahoma que han originado un miedo irracional a futuribles represalias y nuevas escaladas de violencia en los países musulmanes. De hecho, Hollande ha empezado a cerrar embajadas y a replegar al cuerpo diplomático galo ante las amenazas claras de los radicales de Alá. ¿Qué sucede cuando un vídeo, una idea, se burla de los extremismos religiosos? Que las ideas se vuelen violencia.

Christopher Stevens, despúes
EE.UU vio cómo un trailer (de una película irreal) ha acabado con una revolución de violencia sistémica en los otrora aliados de Washington de la llamada 'Primavera Árabe'. Parece que el multiculturalismo ha fracasado estrepitosamente allí donde Obama y Cameron intentaron fardar de éxito transfronterizo de culturas diferentes pero unidas por el amor a la democracia y la paz. Un vínculo que ha durado bien poco. Un año, ni más ni menos. En este tiempo un nuevo escándalo ha resucitado los odios enterrados y ha terminado con la exagerada muerte del embajador en Libia. 

Ante esto, la administración yanqui calla. Prefiere no arriesgarse a provocar más ira. Cree que es mejor ser vistos en esto como víctimas que como instigadores; y en el peso inexorable de las elecciones estadounidenseses del otoño cae como un telón de acero que torna rígidos los gestos de Obama, que mide sus palabras con miedo a escándalos de su prensa (en esto aventaja a su torpe adversario).

Clinton y Obama. La noticia de la muerte del embajador (un demócrata al que conocían) se percibió más a ella.
Pero me sorprende, y mucho, dos cosas. La primera es la situación de cobardía que mueve a Europa frente a estos sucesos. Los gobiernos republicanos, en sus estapas en la Casa Blanca, realizaron incursiones ilegales en territorio árabe con pretexos menores (Guerra del Golfo, Guerra de Irak). Pero, cuando un máximo representante del gobierno del país hegemónico del mundo es asesinado, la respuesta del gobierno es llanto, resignación y tristeza. Y sin embargo, éso recapitaliza votos a favor de Obama. Quieran prudencia los americanos; no belicismo infructuoso.

Por otro lado está la cobardía de Occidente. Tememos las publicaciones críticas con el Islam de países europeos, hasta el punto de 'aconsejar' no publicar imágenes, críticas o vídeos de la índole del trailer de la película incendiaria. ¿Renunciamos a nuestra libertad de expresión sin percibirlo? ¿Acaso no debería actuar con contundencia los países demócratas que aceptan el laicismo y viven con el chiste fácil cotidiano hacia lo religioso? Aquí vemos el traslado de la fuerza del poder que han dado los últimos años. Las potencias árabes capitaneadas por Irán tienen en vilo a Europa. Son las potencias del futuro...y del presente. Su chantaje empieza ahora, pero lleva dándose desde que el petróleo es la fuente del poder político y no otra cosa. ¿Acaso Libia no fue intervenida por menos razón que el oro negro, y Siria está muriéndose desangrada por no poseerlo?

Es muy serio comenzar a tener miedo de expresar nuestra opinión sobre las religiones ajenas. Las religiones son ideas, ritos, creencias, que pueden ser juzgadas con la palabra en todas sus variantes civilizadas. Pero cuando parlamentamos con fanáticos religiosos el diálogo se trunca, y vemos que el idílico multiculturalismo de Occidente es una falacia más de la tecnocracia. A callar, a bajarnos los pantalones, debemos hacer como respuesta a las masacres y los atentados.


No se trata de ir en contra del Islam. Se trata de ir en contra una corriente fuerte del mismo, el violento, fanático, antilaico, reaccionario, antioccidental, pro guerra. Distinguiendo uno de otro podremos distinguir los que son libres de creer en las creencias de Mahoma y en los que lo creen por  miedo, y emplean ese miedo contra el mundo Occidental. Indudablemente, nosotros somos los civilizados. Pero ellos son personas; y están equivocadas.


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