Por si alguien no lo sabe, tras salirse del poder el presidente de Ucrania, Putin ha optado por la ofensiva y ha invandido la península de Crimea, perteneciente a dicho país, bajo el pretexto de proteger a la minoría rusófona. Este hecho es lo más violento -en todos los sentidos- que ha vivido Europa desde la Segunda Guerra Mundial y los Balcanes. ¿Quién lo ha orquestado? Un personaje: Putin. Un estilo. Una cara. Una masculinidad única. Él es Rusia y -desgracidamente- Rusia es él.
Tengo la teoría de que la calidad democrática de un país se mide por la importancia social que tienen sus políticos. Si la nación puede desarrollarse sin esos líderes -una vez jubilados, retirados o muertos-, significa que es libre -palabra prostituída-, que tiene individuos libros y sabe autocontrolarse y gobernarse. Básicamente es una teoría liberal, lo cual me asusta y me hace quedarme en una esquina de mi habitación planteándome si tengo un prototipo de Alien negro bebé con la cara de Tratcher en mi interior. Pero es verdad: cuando la nación se descontrola cuando falta alguien -ay, Chávez-, entonces se ve la calidad del pueblo, de su madurez, inteligencia e independecia (bueno, de sus gentes particulares y de los gobernantes que han tenido).
Pero vayamos a esa figura superlativa. Apoyo de la izquierda radical -qué casualidad, como los soviéticos-, este KGB habría sido torero y del PP de haber nacido en España. En Rusia tienen un machismo rancio heredado de la época de los zares que aún les aleja de Occidente. Pues Putin es así, fuerte, bruto, sensible con los cachorritos, coqueteador cuando ve jovencitas de Femen reclamando derechos, impasible con activistas Pussy Riot -excepto cuando conviene decretar indultos (¡ay los indultos, cuánto daño han hecho y harán sacando al niño inocente de su cuarto castigado con esa sensación de autocomplaciencia y compasión!)-, ruina de los homosexuales -con leyes de otros siglos-, y campeón geopolítico.
Vladimir Putin es el amo y señor de las conferencias internacionales. Si Gadaffi orinaba en las plantas de los hoteles donde iban delante de todos, éste seguramente coge a alguna azafata del cátering y le da cachetes en el culo. Por donda pasa, arrasa. Hasta abrigó tiernamente a Merkel en un gesto magnánimo pasando a los anales de la historia como stalinista acaricizador -se podría hacer un libro sobre la publicidad de dureza y sensibilidad que tienen esos tíos-.
Obama tiene carisma, pero es demócrata, en el sentido electoral. Aunque tiene su sonrisita de negro carismático de Chicago que nada oculta y es tu amigo, las formas mandan -y los designios electorales más-; Obama se resigna; agacha la cabeza como el can que es obligado por la correa del amo, pero el Doverman soviético va suelto y su amo es un cabeza-rapada indiferente a los mordiscos que va a dar el desgradiado can a otros animales.
Putin tiene un triunvirato con Dmitri Medvédev, él mismo y su testosterona. Ni se inmuta en disimular el aborto de democracia que hay en Rusia. Se turna el poder de primer ministro y presidente como aquí los cargos públicos con la puerta giratoria: de la empresa pública a la privada, sólo que aquí pasan de lo público a lo público ahorrándonos oposición, elección limpias y libertad.
Bueno, pero planta cara al imperio yanqui, diréis algunos. ¿A precio de qué? Parece que estamos en un piso y nuestro compañera es una chica bastante fea que además nos agobia con la limpieza. Enfrente vive un libertino de esos de dejar la música hasta las horas inmorales. Nuestra cabecita dice que lo mejor sería cambiarnos y vivir la vida sin preocuparnos de tirar el calzoncillo al cesto de la ropa sucia o al cajón de los tenedores. Pero ocurre que con la fea puedes hablar. Tiene sus manías, sí. Nos tira sus zapatos a veces, también. Tiene nefastos conocimientos de geografía, también. Canta canciones de Lana del Rey a grito pelado, puede. Pero, ¿te regala algo por tu cumple? ¿Te defiende cuando vienen gitanos a robarte en el portal del edificio? ¿Se lleva bien con tu novia, la UE? ¿Entonces qué más quieres?
Me quedo antes con el que tiene una cárcel en Guantánamo que con el que tiene miles y no lo reconoce. Y que protege a monstruos. Y encarcela gais por serlo. Y da cachetes en el culo.
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