Lineas ParaRelas Es una falta de ortografía con patas.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Siria nunca será una prioridad

Con España cayéndose a pedazos y las papeletas internacionales apuntando a un rescate europeo en ciernes, las prioridades del mundo civilizado son financieras. Han dejado de lado hace mucho tiempo a la política, por no hablar de los derechos humanos. Sin embargo, nuestra vergüenza nos persigue. Somos ratas que sólo salvamos vidas cuando el flujo de oro negro amenaza con cortarse. Francia fue la primera en mojarse y apostar por unos rebeldes, los libios, que seguramente tomarían el control de las refinerías libias y quiso asegurarse la amistad del pueblo rebelde arriesgándolo todo por un moviento de ajedrez que acabó en una intervención militar.

Siria, por contra, siguió en su batalla campal. Y lejos de calmarse los ánimos, ha empeorado la situación. El dictador apreta y ahoga a su pueblo y la dignidad del pueblo europeo -otrora libertario, humano, qué se yo, hasta civilizado- es apenas una mierda entre los cadáveres de los niños que Al Assad asesina mediante bombardeos impersonales. 

La hipocresía de la sociedad es ardiente en su ironía. Al salirse de los labios de los revolucionarios, se torna ácida y corrosiva, pues es una verdad tan dura que quema, que duele, que asquea. La mujer del dictador sonríe en la fecha del referéndum del país. Es una de las pocas mujeres vendidas a la plata de Occidente. Lejos de ser la madre del pueblo y defensora de los desvalidos, se escuda detrás de su hombre, comprando más de Europa y menos corazones de su pueblo.

La guerra civil es una realidad ya en Siria. Los términos no son importantes. ¿Cúando dejó de ser un conflicto para constituir una auténtica carnicería? ¿Cúando Reino Unido abandonó su propósito de paz en el las zonas árabes y se dejó a merced de los titulares de prensa? Desgracidamente, funcionamos así. Y los anglosajones, más aún. A base de bombas se gana la guerra en Kabul; en Londes, sin embargo, un buen titular y una huelga de odio en Twitter son suficientes para derribar no gobiernos, pero sí ministros y medidas. En las últimas jornadas de hecho, Dilma Rouseff ha echado atrás parte de su proyecto de ley de tema amazónico por las presiones internas y externas -hasta el propio Forges, de El País, o creo que otro hacedor de viñetas-. Dilma, una mujer dura como el acero, que se mantiene en la tormenta -pues ella suele tener parte de bomba, es decir, ella es el ojo de la tormenta porque la controla-, tuvo que vetar in extremis parte de la nueva ley de su partido.

El poder de las masas es poderoso. Y sin embargo, Siria nunca será una prioridad.

sábado, 12 de mayo de 2012

Un año de indignación

Se cumple un año del movimiento 15-M.

Qué cantidad de cosas diría ahora sobre este movimiento que hace un año no imaginaría. Sí, me gusta, me agrada... pero la dura y fría realidad me hace verlo con ojos críticos. Tras clases de Antropología con Fuentes no puedo sino ver con otro ojos los vítores de libertad e igualdad que abanderan los indignados en sus frescas manifestaciones. Los perroflautas -que asimilan el nombre con orgullo como señal de lo retrógrados que son sus críticos- se vuelven a organizar para conquistar las calles y exigir lo que no hay. Pero es que, ahora, con unos recortes asfixiantes, una deuda colosal y un gobierno de derechas la reivindicación incluso se ha extendido. Hay más afines al movimiento que nunca. La gente canaliza en este movimiento -de izquierdas, moviemiento político, social y, por ende, político, sin ser óbice ésto de su enorme trascendencia en una sociedad que dormita durante el resto del año- la desazón que les han produdido las elecciones que han pasado. Ni el cambio municipal, ni el regional o estatal -o el andaluz- han cambiado algo en la sociedad. ¿O sí?

A pesar de la marea azul, a pesar del imperio de las gaviotas en el noventa y nueve por ciento de España -de forma legítima, democrática-, el miedo ha hecho al PP perder el feudo más importante del país como es Andalucía. ¿En qué pensaba Rajoy cuando animaba a Arenas a seguir la carrera en el partido autonómico? En realidad, es un chasco lo que ha pasado allí y en Asturias. El voto del recorte ha hecho mella en las urnas populares y el beneplácito absoluto de la sociedad al Partido Popular se merma por cada viernes de reformas.

Mas ¿qué clase de país es el nuestro? Estamos contradiciéndonos. Seguramente, los alemanes no entenderán nuestros vaivenes electorales, el por qué ora somos azules, ora rojos, ora verdes. La población española quería un cambo de gobierno; comprendía que Zapatero había metido la pata hasta el fondo y no había sabido cómo enfrentarse al tsunami del desempleo, y votó al PP otorgándole la corona de la mayoría absoluta. Pero ¿qué ocurrió? El Presidente nuevo pensó que eso significaría un derecho legítimo a reformar aquí y allá lo que no convenía y lo que habían asegurado tocar a lo bestia -pues son mentirosos y corruptos, como todos los políticos, pero sí predecibles-. Sin embargo, el castigo electoral llegó con Andalucía: la gente quiere cambios, quiere esfuerzos, pero no quiere un hacha al sistema social. Así que tenemos a una España partida, que confía en parte en el PP y que en parte tiene grandes feudos aún en el poder del PSOE -Euskadi, Andalucía, tal vez Asturias-.

En este año, pues, han cambiado grandes cosas. Otras no. El 15-M ha perivivido. Tengo que decir, sin embargo, como crítico -pues se critica lo que a uno le interesa-, que sí ha perdido viveza. Vuelve en primavera por el simbolismo del aniversario, por el tiempo, por la fecha, por la política de recortes... Sí, vuelve por eso. Pero el resto del año han sido sólamente un arma contra los desahucios del país. Necesaria, sí, pero en definitivas cuentas se ha desvirtuado.

El mayor error del 15-M es creer que deben ser apolíticos. En parte, eso les ha granjeado la fama que tienen, el cariño de las masas al ver que no sacan provecho, pero el sistema es real, y a no ser que se constituyan como entidad y maduren -sí, maduren y se tornen algo tangible y no una idea utópica ciertamente inmadura, que no estúpida o inmotivada- la gesta que cometieron hace un año pasará a ser una anécdota de la burguesía de izquierdas que escriba los libros de historia para los alumnos de la ESO de tres años que Werb planea.

Si toda la política apesta, el hedor del 15-M es gustoso, necesario. Que continúe. No le votaría, pero me gustaría que siguiese haciendo pensar a la gente.

viernes, 20 de abril de 2012

Drive


Un tipo duro  que trabaja en un taller de coches, y conduciendo ocasionalmente  como especialista de cine o ayudando a criminales. Pero que no te engañe, Drive no es otra película prefabricada en serie de Hollywood. Con una estética extremadamente cuidada desde los planos que resultan bellos y perturbadores sin pizca de artificio, hasta la banda sonora que se adapta y refuerza al ritmo de la película y unos de los mejores comienzos que he visto desde hace tiempo, Drive, te cautiva.
Poco a poco a pesar del escaso diálogo y aparente frialdad, presenciamos el encuentro de Driver (Ryan Gosling), y su vecina (Carey Mulligan), a la que querrá ayudar y por quien se verá envuelto en una trama mayor de lo que espera.


Tensión, ternura y violencia cruda, todo ello en dosis medidas pero contundentes. Eso sí, el argumento es un tanto simplón y queda destripado en el tráiler.

viernes, 6 de abril de 2012

Siete películas a recomendar (III)

1. Valor de ley




Historias de las buenas, de vaqueros borrachos y niñas que buscan venganza por la injusta muerte de su padre..., ésas, sí, ésas, ya no se cuentan. Y es una pena; porque he disfrutado cabalgando por el Oeste como en los viejos clásicos.


2. La mujer de negro.





Los ánimos para ver terror puro en el cine son escasos por culpa de la cultura yanqui, que echa mano en este género de la violencia, el sexo, y la filmación movida. Afortunadamente asistimos a una obra británica, con un Daniel Radliffe (Harry Potter para los pottéricos) potente, callado, que intenta alejarse del tópico en el que está enmarcado.


3. Plan de vuelo: desparecida.




Pese al título francamente malo, Jodie Foster trabaja de lujo con aceleramiento del thriller y paranoia. El ritmo no decae; crece más y más y hace dudar al espectador de lo que está viendo. Le implica, le cautiva, le aterra y le disgusta: una mujer recién enviudada viaja en avión de Berlín a Nueva York. En el camino, pierde también a su hija.


4. La piel que habito.




Almódovar no es mi devoción, pero tampoco de mi antipatía. Algunas de sus películas pecan por rodundar en los mismas temas, pero La piel que habito es una revolución. Sí, tiene sexo. Sí, tiene violencia. Pero más allá de eso el director manchego ha hallado una historia solemnemente trágica, original y fantástica. La música y los actores son un deleite. Un orgullo, como resultado de una carrera larga, para cualquier español.


5. Up in the air.




George Clooney remonta de nuevo. Aquí es un profesional en despedir a gente sin escrúpulos (él no los tiene, no sus pobre víctimas). Lleva una vida fría y superficial, sin vivir en ningún sitio fijo. Con una compañera aprendiz a su lado, verá el mundo con otros ojos. Original. ¿Sólo original? No, es una buena historia.


6. Poder absoluto.




¿He dicho que amo a Clint Eastwood? Ese viejo me tiene loco con sus películas, siempre haciendo de malo, de vaquero, de tipo duro... por dentro hecho de pan. En esta ocasión, es  un ladrón con clase que presencia un asesinato. Pero, ¿quién va a creer su palabra? Gran película, grandes actores, gran historia.


7. Alien.




Ahora que Prometheus -su precuela- está a la vuelta de la esquina, esta película merece volver a la memoria. ¿Quién no recuerda esas escenas en el espacio sideral negro, con la sombra acechante de un monstruo? Éste es el terror absoluto, el miedo a lo irracional. Es la corona de un género. Señores, veánla. Sufran con su música, con la inercia humana ante el miedo de lo desconocido. Una joyita universal.

martes, 20 de marzo de 2012

The Walking Dead

Seria americana de zombies con gran peso en lo relacionado a trazar grandes conflictos personales o sociales, esto es, alejadas de la marejada de muertos vivientes.  Y ya está. Hay sustos, hay acción, hay grandes diálogos... Hay de todo. Y ya está. Y buena banda sonora. Y ya está.

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