Lineas ParaRelas Es una falta de ortografía con patas.

lunes, 31 de diciembre de 2012

After Earth

Nueva película del director de El Sexto Sentido, con reminiscencias de Avatar.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Izquierdistas

(Entrada resucitada).

Los partidos minoritarios suben en las encuestas como la espuma ante en declive y la decepción que arrastran el PP y el PSOE -que, sin embargo, continúan monopolizando el centro parlamentario-. Entre otro, Izquierda Unida asoma la cabeza tímidamente y saborea consejerías y gobiernos por doquier. La prueba de ello es Andalucía y Asturias, donde en el fondo las riñas entre los herederos del PCE se olvidan y vuelven los abrazos y las sonrisas a fin de arrebatar escaños al partido del Gobierno Central -pobre esfuerzo de Javier Arenas-.

Pero creo que en estos tiempos criticar a Izquierda Unida es necesario: el gobierno, recién rescatado y en erosión continuada, va a ir de capa caída y asemejándose a la vía de Grecia, preveo una hecatombe popular a medio y largo plazo, otorgando a los fieles de Cayo Lara una ascensión estelar. Ahora bien, esto me parece radicalmente peligroso.

Si hay algo que me tranquiliza del Partido Socialista y en general de los socialistas es su apaciguamiento frente al radicalismo de los comunistas. Éstos mantienen idearios decimonónicos que sin embargo en tiempos de crisis -o de ciudadanía boba- pegan con cola y llaman la atención de los más desfavorecidos.

¿Por qué la izquierda llama tanto? ¿Por qué se ama tanto una bandera -la comunista- sin conocimiento de causa? El comunista es dictadura, es idealismo, es totalitarismo, campos de exterminio y guerra. Ahora bien, aunque reconozco que el socialismo es, en esencia, diferente y más tranquilo, más democrático y conciliador, ni lo acepto ni lo defiendo ni lo secundo de ninguna manera -no es el momento ni el lugar para despellejar porque creo que los socialistas dejan mucho que desear en cuanto a su programa y en tanto a su oratoria-. Pero es que los que decidieron mantener la bandera comunista y cambiarse el nombre por izquierdistas, fardan de mantener como premisas la igualdad, la justicia, el reparto equitativo, la educación y sanidad públicas... a cambio de darles lo que más valor tiene: la democracia. Sí, mantengo en mi posición que los izquierdas son a largo plazo antidemocráticos.

A la hora de dar razones de esto me vienen a la mente falacias ad hominem, pero voy a decir una de una sola palabra que sintetiza la sinrazón a la que me refiero: Cuba. La Cuba de Castro, es a mi juicio la prueba viviente de la sinrazón y estupidez a la que estos miembros de Izquierda Unida se refieren. No se ofendan, señores de izquierda, por decirles que no saben que donde ha alcanzado el poder la izquierda más radical se ha dado la bestialidad más radical. No se ofendan si les digo que el bastión de la izquierda desde el final de la Segunda Gran Guerra, Cuba, no es más que un islote de un dictador con chándal de Adidas tan despreciable como Al-Assad, aunque ciertamente más sinuoso y menos llamativo. No se ofendan si les digo que los castristas no son capaces de argumentar sus propias medidas sin argüir a una injerencia extranjera en la isla.  Y que acuda a Cuba es significativo, porque IU y Cuba tienen idearios cercanos; son primos lejanos que hablan la misma. El propio Llamazares estudió en la isla comunista.

Los izquierdistas se aferran a conceptos abstractos peligrosísimos. Uno de los más adorados es la igualdad. ¡Bella igualdad! Platón la amaría. Y la igualdad de sexo... ¡ya ni hablemos! No sabemos ya qué es un hombre y una mujer, en todos los sentidos antropológicos, ni qué características deben tener los varones en una izquierda que aboga por elevar a la mujer a un estadio casi equánime -cuando biológicamente son claramente distintos-. La igualdad es un peligro: es una igualdad matemática, geométrica: la misma matemática que usaba Stalin en la mecanización del campo para exterminar a millones de rusos que sencillamente, con cabían en la cuenta.

Las referencias filosóficas vienen solas, lo siento. La influencia de cierto profesor polémico me puede, pero antes de sus lecciones ya venía pensando cómo es necesario minar a la izquierda: como digo siempre, no a las personas, sino a las ideas.

En defintiva, el ciudadano progresista de hoy día debe y puede criticar a la izquierda. Porque es lo que debe hacer todo ciudadano que duda de lo que le dicen que es lo mejor; o sea, hablamos de alguien sensato.

viernes, 14 de diciembre de 2012

La Opinión y la Libertad: hay que quemarlo todo.

Eso diría Hume, con sus intenciones incendiarias.

La libertad civil acarrea la libertad de expresión y de opinión. Con esto la sociedad democrática emite balbuceos irracionales que lejos están de tener sentido.Pero ¿qué derecho es más básico que el poder hablar sin el miedo al fracaso o a la mordaza? ¿Y qué es más estúpido que hablar por hablar? Esta oposición, hablar (y demostar estupidez) y callar (mostrar prudencia intelectual), son la balanza en la que se mueve el aprendizaje del ávido de conocimiento.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Sócrates para la eternidad

"Yo no sé, atenienses, la impresión que habrá hecho en vosotros el discurso de mis acusadores. Con respecto a mí, confieso que me he desconocido a mí mismo; tan persuasiva ha sido su manera de decir. Sin embargo, puedo asegurarlo, no han dicho una sola palabra que sea verdad.

Conócete a ti mismo.


Pero de todas sus calumnias, la que más me ha sorprendido es la prevención que os han hecho de que estéis muy en guardia para no ser seducidos por mi elocuencia. Porque el no haber temido el mentís vergonzoso que yo les voy a dar en este momento, haciendo ver que no soy elocuente, es el colmo de la impudencia, a menos que no llamen elocuente al que dice la verdad. Si es esto lo que pretenden, confieso que soy un gran orador; pero no lo soy a su manera; porque, repito, no han dicho ni una sola palabra verdadera, y vosotros vais a saber de mi boca la pura verdad, no, ¡por Júpiter!, en una arenga vestida de sentencias brillantes y palabras escogidas, como son los discursos de mis acusadores, sino en un lenguaje sencillo y espontáneo; porque descanso en la confianza de que digo la verdad, y ninguno de vosotros debe esperar otra cosa de mí. No sería propio de mi edad, venir, atenienses, ante vosotros como un joven que hubiese preparado un discurso.

Confieso que soy un gran orador.


Por esta razón, la única gracia, atenienses, que os pido es que cuando veáis que en mi defensa emplee términos y maneras comunes, los mismos de que me he servido cuantas veces he conversado con vosotros en la plaza pública, en las casas de contratación y en los demás sitios en que me habéis visto, no os sorprendáis, ni os irritéis contra mí; porque es esta la primera vez en mi vida que comparezco ante un tribunal de justicia, aunque cuento más de setenta años.[...]

Ya es tiempo de que nos retiremos de aquí, yo para morir, vosotros para vivir


Cuando mis hijos sean mayores, os suplico los hostiguéis, los atormentéis, como yo os he atormentado a vosotros, si veis que prefieren las riquezas a la virtud, y que se creen algo cuando no son nada; no dejéis de sacarlos a la vergüenza, si no se aplican a lo que deben aplicarse, y creen ser lo que no son; porque así es como yo he obrado con vosotros. Si me concedéis esta gracia, lo mismo yo que mis hijos no podremos menos de alabar vuestra justicia. Pero ya es tiempo de que nos retiremos de aquí, yo para morir, vosotros para vivir. ¿Entre vosotros y yo, quién lleva la mejor parte? Esto es lo que nadie sabe, excepto Dios."
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