Lineas ParaRelas Es una falta de ortografía con patas.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Cosas raras hoy en día

-No tener opinión sobre algo.
-Estudiar filosofía y no ser prepotente o ignorante.
-Estudiar más allá de lo que te pide el sistema.
-Tener una buena relación con alguien que debería atraerte estrictamente sexualmente.
-La asexualidad.
-El político con poder que lo deja todo por motivos personales íntimos (por tristeza, por ejemplo).
-El cine sin violencia.
-La novela sin pretensiones intelectuales.
-La persona que cambia de carácter súbitamente tras treinta años manifestandose siempre igual.
-El hombre romántico.
-La mujer que expresa su sexualidad libremente sin ser tachada con algún apelativo.
-Los niños inocente e inteligentes.
-La empatía anónima.
-El acercamiento social intenso en el transporte urbano.
-El matrimonio joven sin embarazos no deseados ni tragedias en ciernes.
-Listas razonadas.
-Filosofías políticas renovadas, nuevas, frescas.
-Gente que hable de ética conociendo de primera mano de qué hablan.
-Gente que confiese de buenas a primeras sus miedos y preocupaciones liberándose de tensiones.
-La soltería estandarizada y procurada.
-Las disculpas públicas avergonzadas.
-La autoinculpación en causas de corrupción.
-Las crisis existenciales severas, explicadas, que derivan en suicidio individual o colectivo.
-Las revoluciones radicales que den la vuelta al poder político de facto en dictaduras sin degenerar en otras dictaduras.
-La posmodernidad optimista.
-La lectura de clásicos de forma voluntaria.
-Los profesores filántropos que pagan los estudios a sus alumnos.
-La prostitución voluntaria.

martes, 26 de noviembre de 2013

La cazadora de tiranos: Los Juegos del Hambre, En llamas.

Cuesta encontrar buen cine y buenos libros. Odiamos la modernidad porque vemos decadencia relativa de décadas cercanas: comparivamente vamos degenerando y no dudamos de ello. Pero cuando hacemos un buen producto recelamos, en un caso de humildad exagerada, depresiva, como si nuestros abuelos artistas fueran dioses y cuestionar su superioridad fuera un pecado.

En llamas demuestra que las cosas puedes ser diferentes. Aun teniendo caracterísitcas de los filmes juveniles que exporta América, tiene algo, un algo muy característico. ¿Qué es? ¿Será que no es exclusivamente para jóvenes? Creo que estamos ante una película de adultos adaptada un poco a jóvenes. Pero dicha adaptación no pudre el contenido, porque sus personajes no se recortan, sino que se transforman en los mismos... solo que menos crecidos físicamente.

Sin haber leído el libro, puedo juzgar ambas películas, y si la primera se queda corta a pesar de ser aceptable como distopía juvenil de acción y mínimo gore, la segunda es una evolución del concepto político, del sadismo y de los roles. Sí, tiene un triángulo amoroso, pero es un triángulo amoroso: no es la figura geométrica abortiva que venden en Crepúsculo o en series de televisión.

Pero es que supera el ámbito estrictamente de imberbes: la película alcanza y supera películas supuestamente para adultos por su realismo y detalles, su música, sus actores jóvenes pero intensos, su sobriedad y su estilo. El pretexto político me encantó: sin complicarse con demasiadas explicaciones, encaja bien en su papel en la historia. El malvado Presidente tiene sus aficiones bien definidas, sus intenciones, sus frases, sus silencios. Los Tributos son simpáticos, únicos. Definen bien a los grupos. Definen bien a los que morirán. A los que vivirán. Tal vez los malvados de los Juegos son escasamente esbozados. Pero qué más da. No le pido la perfección. Por lo visto, se ciñe mucho al libro: ¿por qué acusarle de fallos al director cuando puede ser de la autora dicho desarrollo de la trama? ¿Y qué decir de todas las referencias a la ciencia-ficción, a Roma, a los Juegos Olímpicos, a la genealogía de EE. UU. y al fascismo alemán?

sábado, 9 de noviembre de 2013

El puño y la rosa

Ser socialista es ser ingenuo. Pocos socialista me parecen realistas y pragmáticos; pero los hay aún que otorgan confianza a los rubalcabistas, que todavía creen en el viejo aparato del sistema de la era Zapatero. De hecho, la cúpula misma del PSOE es así: está inflada de fieles al maquiavélico perdedor de elecciones que parecen preferir la muerte antes que una renovación facial, aún a riesgo de entrar en una metástasis política.
Admitiendo que decir los/las alumnos/as es difícil

El PSOE es la ironía del idealista en el poder corrompido a lo Weber por el juego de tronos de la democracia. Aupado por un partido destrozado y por el impacto social del 11-M -que no resta apoyo al proyecto político que tenía-, José Luis Rodríguez Zapatero inauguró el zapaterismo en España con dos legislaturas con los pies en el aire y no en el suelo. Su política rosa, tachada así por el bonísimo Il Cavaliere, sus concesiones a los nacionalistas, su intento de tregua con ETA, pero sobre todo su fracaso en las respuestas que necesitaba el país a la recesión economica hicieron que se fuera por la puerta pequeña, con el odio de todos los españoles por haber dejado el país al borde del rescate europeo.

Los socialistas beben de la socialdemocracia europea y yanqui -demócrata- buenrollista, cosmpolita y relativista, de moral progresista y como mandamiento supremo el respeto a todas las opiniones -lo que quiere decir a ninguna, en realidad-. Las respuestas del gobierno de entonces a ciertos problemas fueron correctas y revolucionarias en tanto que el resto de fuerzas políticas españolas -el Partido Popular- no quería dar cuenta de esa España nueva que había llegado desde la democracia. La ley de plazos del aborto, la materia de Educación para la Ciudadanía o del matrimonio homosexual tuvieron sus pegas, pero apenas fueron minucias de conservadores escandalizados por el giro radical del destape. Éstas son algunas necesidades que supo paliar el socialismo español, pero en otras demostraron su inopia e idealismo alejado del sentido común social. 

En cuanto a educación, se aprobó el Plan Bolonia, sacramento de la globalización pedagógica anglófila consistente en imitar el modelo norteamericano tratando de hacer más -o fingir hacer más- con menos recursos, estando menos en la universidad, pero, misteriosamente, como un dogma de fe, ¡sabiendo lo mismo!

LÓGICA BOLOÑESA

5 AÑOS DE TITULACIÓN = 4 AÑOS DE GRADO

En cuanto a cultura, el progresista gobierno de Sinde del Ministerio de Cultura aprobó la Inquisición Intelectual, penando la cultura y educación libre de Internet y penalizando a aquéllos que osasen no pagar el tributo por el placer estético del cine español, cine carísimo y encima ya apoyado estatalmente.

¡Hora de feminismo! El gobierno de Zapatero fue el creador de la igualdad como ministerio político. Decir ministerio, empero, es quedarse corto: lo que hicieron fue crear los ministerios, consejerías, ayuntamientos y consejerías de la igualdad, creando la institucionalización de los estudios de género, no como filosóficos en general, morales, estéticos, históricos o legalistas, sino como estudios en sí mismo, y también la politización de esos cargos y campañas políticas que chupan del erario público sin cesar. Criticar ésto era suicidarse políticamente; por ello el PP se unió a aquéllo y decidió que defendería la igualdad de hombres y mujeres -un partido como él, conservador, filoeclesiástico, de moralidad y sexualidad rígida-. Pues bien, España ha caído en la dictadura de género, en la que las estadísicas, los títulos, los textos y los contendidos educativos deben orientarse hacia la vertiende del fenimismo, incluso en desprecio a la autoridad intelectual de lingüistas o academias como la de la lengua. Que ahora se haya extendido este fenómeno es gracias y sólo gracias a la contribución socialistas. Pero no seamos simples: no se trata de censurar toda acción en defensa de la mujer, sólo de denunciar la arrogancia posmoderna, la chulería igualitaria y el autoritarismo en aras del mayor bien. Obviamente cualquier sensato se opone a la violencia machista, pero pocos denuncian que el dinero orientado a la instrucción intelectual en todo el Estado en este ámbito podría emplearse para mejorar la Justicia en España, dotándole de recursos y de -aún más- juzgados de la violencia contra la mujer, aumentando las penas para españoles y extranjeros que agredan a mujeres y de mujeres que denuncien falsamente -que son escasas-. Tampoco menciona este feminismo de pancarta el escaso papel de la mujer en el deporte, el coste de los anticonceptivos hoy día, el recorte en becas que en general aumentan las desigualdades sociales o la retirada del cheque bebé, que incentivaba la natalidad y era excelente fiscalmente hablando -qué bien me queda decirlo-.

Hablemos del problema nacional. Respecto al nacionalismo, Zapatero sembró lo que Rajoy cosechó. La situación que Cataluña sufre  a nivel político -cosa muy importante, porque a tanto a llegado el distanciamiento de los políticos que sus problemas y los de los ciudadanos son bien diferentes- se debe, y se puede decir claramente, al peso del Tripartido en la escena catalana, que enarbolaba banderas distintas cada dos minutos y coqueteaba con los separatistas y con el gobierno central cuando el interés llamaba a la puerta. ¿Gobiernos de coalición con el PNV? ¿Competencias enviadas a Canarias para tener su apoyo en la legislatura? ¿Diferentes discursos incohesionables a nivel nacional para contentar a todos? Todo era permitido por el maquiavelo de León si se ganaban elecciones: y se ganaban. En cuanto a ETA, es muy olvidadiza la gaviota española: ¡recuerden, señortes del Gürtel, en la hemeroteca de YouTube, las intentonas de Aznar por intentar llegar al acuerdo con el ejército de liberación vasco!

Hablemos de la economía, de los planes intervencionistas en plena recesión cortados por el tirón de orejas europeo. Hablemos de las bajadas de impuestos. Hablemos del paro galopante, de la reforma laboral izquierdista criticada por los sindicatos o de los sueldos de las cajas de ahorros aupados por PP, PSOE, IU y sindicatos. Hablemos de Andalucía y el fraude de los Ere.


Pero si de algo quería hablar en esta entrada, es de las incosistencias socialista en la actualidad, con el axioma de la democracia a toda costa con primarias en diferido y casi en empate, exilios de la oposición -Chacón en EE. UU. huye o se deja ver por las cámaras-, con un anciano macaco sapientísimo de los vicios del poder y con más títulos de ex que la agenda de un protagonista de Gandía Shore. El PSOE se pasa la vida esperando; sus nuevas generaciones no conocen una sociedad que no les vote, un voto fijo, un sueldo vitalicio, y no luchan por recuperar ese espectro de votantes indecisos. No merecen llamarse políticos honrados y apasionados, enamorados de la tragedia del sucio pero efectivo poder político, pues han olvidado lo que es sufrir, llorar o sangrar por un electorado al que enamorar de cero cuando desde el principio te ha quería la zona de amistad -friendzone-. Dependerá de los socialistas invertir el encasillamiento de sus líderes y romper el anquilosamiento ideológico que tienen. Tienen una baza: el consenso generalizado en la sociedad española en que añoramos nuestro sistema de bienestar anoréxico, envenedado con el plutonio de la austeridad del PP. Pueden dudar de qué hacer, pero no por dónde empezar: tienen que reconstruir lo que paradógicamente ellos mismos echaron por tierra.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Oda a Aznar

Aznar es lo contrario al vino; cada año es peor, no sólo más maniático y dogmático, también más feo, astuto y vociferador. Acusa, no dice; miente, no habla; farda, no expone; grita, en voz baja; censura, sonriente... Es tan alta su arrogancia y su ignorancia que lo único que pienso son dos conclusiones: que Mariano Rajoy le supera -revolucionario- y que los españoles lo votan porque representa esa España carca, Opus Dei, predemocrático, de militar cómodo y seguro, traidicional y tradicionalista que sabe hacer las cosas como deben hacerse. Que se quede en su cueva con Pedro J. Ramírez viendo sombras platónicas artífices del 11-M, pero que no vuelva, por favor.


jueves, 31 de octubre de 2013

Un lugar en el mundo


Una de las mejores películas que existen. Argentina, cómo no.







viernes, 18 de octubre de 2013

El Quinto Poder



Fui a verla sin saber mucho más de la película aparte de que trataba de Julian Assange y su relación con Wikileaks y confieso que tampoco sé sobre el asunto mucho más que lo básico, pero por otra parte, quizá sea este estado -sin demasiadas expectativas, sin prejuicios- el más adecuado para ir al cine.

¿Es imparcial? ¿Es fiel a la realidad?
La pregunta es inevitable cuando sabes que su argumento gira en hechos reales, tan recientes, y sobretodo, después de ver el film: la misión personal que emprende el creador de Wikileaks es mantener informados imparcialmente a los ciudadanos, ¿será también igualmente objetiva El Quinto Poder?
No es un documental, es una película. El punto de vista es el de Berg, principal socio de Assange, y esto se hace especialmente ostentoso en el metraje final; sin embargo, no intenta ocultarse, lo que es de agradecer.

La historia a grandes rasgos, ya la conocemos la mayoría. Empieza con la relación de Julian Assange y Daniel Berg y el crecimiento de Wikileaks hasta tener presencia mundial; poco a poco se plantea la cuestión ¿se debe publicar la información íntegra a los ciudadanos a cualquier precio?
 Tiene cierto aire a thriller y a biografía, y aunque es entretenida, le sobran minutos. Su mayor defecto quizá sea que no es excelente, se queda en un relato tibio y el espectador sale con la sensación de que le falta y le sobra algo. A destacar: la interpretación de Benedict Cumberbatch como Assange y de Daniel Bruhl como Berg.


domingo, 13 de octubre de 2013

Gravity

Decente, entretenida, no abusiva, un poco corta. El director parecía temer cagarla y fue escueto en demasía en aspectos clave de los personajes. Buenos efectos especiales. Buena música. Actores más que decentes (Sandra Bullock ha cambiado tras esta película y "The Blind Side"; ahora es una buena actriz). Clooney genial, aunque muy superficial su papel. En definitiva, mi única crítica es que podría haber tenido quince minutos más y un final más desarrollado para ser perfecta.




miércoles, 18 de septiembre de 2013

Cataluña: ¡No os vayáis! ¡Os queremos!




Existen varios tipos de nacionalismo. Tenemos, por ejemplo, uno unificador y otro segregador. Al contrario de lo que se piensa, el primero tuvo grandes éxitos. No me refiero a la Unión Europea o Estados Unidos, sino al estado alemán e Italia. Estos países nacieron por la campaña de unificación fructífera que tuvieron en el XIX. Ahora, sin embargo, exceptuando casos aislados como la Europa de Durão Barrosso, todos los nacionalistas desean separarse de un conjunto: creen que viven junto a un colectivo del que pueden desprenderse y fácilmente no-indentificarse, o sea, diferenciarse claramente, oponerse, chocar, digamos. Tenemos el caso de Québec, el de Cataluña, el de Sudán y el tibetano, aunque cada uno es claramente diferente del siguiente.

El nacionalismo del Canadá francés es particularmente lingüístico; frente a unas ex-colonias británicas divididas en la tierra del castor por un lado y la patria del tío Sam por otro, tenemos una comunidad francófona supuestamente desarraigada. Económicamente son la parte del país más desarrollada y desean hacerse un hueco e independizarse. Éste es el ejemplo primero y el más importante. Entremos en Cataluña y comparemos: el resto de casos no son tan importantes (Sudán se separó por motivos religiosos y económicos, mientras el Tibet fue "conquistado" por China). Entremos en la Cataluña moderna, pero no obviemos la Cataluña antigua.

Tenemos un parlamento catalán fuertemente independentista. Ahora bien, hemos de analizarlo pormenorizamente. La fuerza anterior en el gobierno del tripartito, el PSC, no tiene una postura clara. Aunque parece que se oponen a la independencia, tienen ferviente fe en la democracia, en una suerte de religión sobre los mecanismos de la sociedad para autoenmendarse (su ingenuidad no acaba ahi: son los resposables de gran parte del nacionalismo actual en Cataluña por culpa de una política de principios volátiles atendiendo al interés puntual y cortoplacista).  Parece que para los socialistas de esta zona no les es suficiente el parlamento tal y como lo tienen como representación de la intención de voto catalana. Ojo a ésto porque es paradójico: al mismo tiempo que el parlamento así como está es una marca indudable de la voluntad política de Cataluña y podría interpretarse por dichos votos y escaños que el pueblo catalán está harto y quiere el divorcio con España; al mismo tiempo que digo esto, hay que tener en cuenta que lo que la gente de normal, el votante de a pie, vota no representa el cien por cien de los deseos políticos de sus representantes. Es decir, que los votos no son cheques en blanco para los políticos. Es decir, matizando aún más, que no todos los votantes de CiU desean separarse de la Península y flotar en el Mediterráneo. Bien, tenemos dos fuerzas políticas más: Ciutadans y el Partido Popular Català. Junto al PSC, divididen lo bastante el arco parlamentario como para poder decir que no está tan clara la posición independentista; es más, que el Parlamento catalán está bastante separado para una cuestión en la que alegan tener un consenso casi angelical o bíblico.

Ahora bien, ¿qué motivos tienen para separarse? Espanya ens roba. ¡Alegan que les robamos! Que el gobierno central les ignora. Que son víctimas de nuestro madricentrismo y cosmpolitismo castellano. Que no sabemos quiénes son los catalanes. Que no les queremos. Bueno, bueno, el argumento económico es algo. Olvidemos las banderas. Olvidémoslas cuanto antes. Afirman dos cosas: que tanto su historia como su cultura y su idioma son diferentes a los del Estado español y que nuestra administración central les está haciendo un expolio general.

Sobre la historia, la lengua y la cultura catalana no se puede tener posiciones diferentes en España. Los antinacionalistas se agolpan en la derecha cavernarias con argumentos de autoridad y ad hominem sobre la corrupción de la Generalitat. Oponiéndome frontalmente a la separación -¡unámonos en la decadencia de nuestro país y entremos juntos en la peseta!-, creo que los argumentos buenos escasean. Se aduce claramente que la ley es la ley, un Dios divino inmortal e intachable e incuestionable -excepto cuando Merkel lo desea-, cuando ésto es ridículo. Pues bien, sobre la cultura catalana diferente no se puede alegar fácilmente. Los juicios sociológicos o filológicos sólo pueden decirnos que lo propio de Cataluña es español en la medida de un marco jurídico y político existente antes de empezar a investigar; o sea, el catalán y el cine catalán es español en la medida en que se exporta, en la medida en que se filma en castellano o en catalán, en la medida en que las costumbres distan del conjunto de España -como si las costumbres de Santander y Grana fueran parecidas-. Y yo digo: ¿y qué? El único argumento eficaz para la separación de un país no es nada de eso, sino la voluntad colectiva y libre de separse (y aún así, ridícula como la riña entre un adolescente y su padre que promete dejar la casa en cuanto tenga mayoría de edad). O sea, si Sevilla desea ser un Estado independiente el único argumento válido para justicarlo es que desea serlo. Es una estupidez, pero es que esta falacia histórica y lingüística lleva a remolinos de discusiones que retrotraen la discusión a antes de la Guerra Civil, ¡y a antes de la República, a los tiempos del Reino de Aragón! Separarse es separarse. Es una justificación en sí misma. Ahora bien, en los tiempos modernos tiene poca utilidad ser menos y no ser más.


Sobre el expolio económico considero que no es verdad. La gran mayoría de las competencias del gobierno de Cataluña son suyas y sólo tuyas. Gozan de un autogobierno regalado por la Constitución y por las sucesivas delegaciones de competencias de los gobiernos (véase Aznar) de la democracia, que lo único que les separa de ser un Estado independiente es el título de Estado y el reconocimiento internacional (que no es moco de pavo). Sanidad, educación, justicia y policía son del President Mas y de nadie más. Es cierto que los impuestos los retransmite Madrid una vez recaudados, pero la diferencia entre lo obtenido y lo que la capital da a Barcelona no es ni por asomo la que tiene la Comunidad de Madrid. O sea, que esa diferencia abismal, esa dictadura fiscal, es falsa o sustancialmente ridícula. Los catalanes llevan años gobernándose a sí mismo.

Respecto a esto último: la independencia es para los catalanes lo que al resto de españoles les parece el pan y el fútbol: es opio sinuoso y nebuloso que hace que olvidemos los grandes problemas nacionales, estos son, el paro, la corrupción, la insolvencia estatal y la decandecia de la sanidad y la educación. A este respecto, esa imbecilidad de besar una Senyera al tiempo que toda tu familia está en el paro equivale a aplaudir el sueldo de Cristiano Ronaldo mientras vives con tu madre a los cuarenta años porque tu título de Ingiernería vale más bien poco. Y eso se hace en Lérida (Lleida), en Badajoz, en Valencia y en Vallecas. No nos damos cuenta de todo lo (malo) que tenemos en común.

Para acabar, la periodista del TVE Ana Bosh dijo una vez que para evitar que los canadienses de Québec dejaran el país se llegó a decir por parte de la población canadiense, no recuerdo si en carteles o en anuncios, "Os queremos", "¡No os vayáis". ¿Hará falta decirlo? En una democracia pseudofederal como la española tal vez sea necesario que los de Madrid viajen un poco a la tierra de Mas para abrazar  a sus compatriotas y beber su cultura. Suena excesivamante dulce, pero necesitan mimos. Un abrazo democrático. Y una reforma fiscal. Que los catalanes son muchas cosas, pero tontos no son, y cuando tenemos un régimen favorable en Navarra y País Vasco nos quedamos sin justificación para dotar a los catalanes de otro para ellos. ¿Acaso tenemo ojitos derechos?

domingo, 25 de agosto de 2013

Londres

Antes de empezar tengo que decir algo: odio a los cursis que con fotos retocadas de la capital británica afirman ser naturales de esa urbe, como si lo "sintieran", eso, una suerte de identificación patriótica, más bien estética, con esa la que fue prostíbulo de Enrique VIII.


A lo que iba: he hecho un viaje de un mes a esa ciudad y he tenido que volver antes de lo previsto por motivos económicos. En esta ocasion no ha sido culpa mía, y tampoco puedo echar la bronca a nadie, pues quienes me lo financiaron -mis padres- no tenían más remedio. Me ha servido para darme cuenta de la mierda de inglés que sé y para ver otros veranos menos calurosos que el hispano. Frente al infierno tórrido peninsular, he visto un verano vasco elevado a tres, con anticiclones tan usuales como autobuses rojos.

Londres está constituido por un cincuenta por ciento de extranjeros: negros, indios, pakistaníes, herederos del imperio británico supuestamente beneficiados de la Commonwealth. Imaginárselo  a día de hoy como una nido de pijos arios es ciertamente irreal. Sin embargo, es obvio que étnicamente los británicos profundos son diferentes de los latinos. Pero más que en lo físico -que también-, tienen diferencias culturas abismales, y otras cosas no tan extañas.Empezando por el modo de hablar, debo decir que ningún británico me habló mal en ningún momento. Seas extranjero o de cualquier otro lugar siempre eres bien recibido y tratado por estos en las calles cuando tienes alguna duda. Su modo de contestar educadamente o políticamente, a veces frío, pero siempre cordial y atento, alegra mucho al turista que tiene miedo de perderse -¡cómo para no, con ese monstruo de mapa de metro que tienen!-. Eso lo pongo en puntos en común porque los españoles tenemos fama de ser cordiales y buenos con todos los que nos visitan. También hay que decir que hay mucho hispanohablante, por no decir directamente español: de los hablantes de la lengua de Cervantes, nosotros somos los únicos que tenemos nacionalidad europea, luego es normal que seamos más en este país. Sin embargo, para qué mentir: Londres está plagada de españoles licenciados y jóvenes que huyen de la masacre intelectual, educativa y científica, que sufrimos. Por no hablar del desempleo, claro está...
Ahora las diferencias: los días en Londres son cortos como suspiros. A las seis todo empieza a cerrar, y a las siete los negocios están limpiándose pero con las puertas más que cerradas. Ir por una calle un lunes a las nueve equivale a salir en España a las cuatro de la mañana entre semana. La ausencia se palpa. Ni punto de comparación. Respecto al contacto físico hay que decir que los herederos del Imperio Romano somos habituales de darnos la mano y besarnos, tradición que en Londres no es tan habitual, y menos con londinenses extranjeros -jamás deis dos besos a una chica eslovena, pues puede odiarte de por vida-. La cultura anglosajona gusta mucho del trabajo, pues para ellos es la base de la vida: para la mayoría de los británicos un trabajo termina unas horas antes de la tarde que en España, por ejemplo. La razón de esta diferencia es que la sustancial mayoría viaja a la capital en transporte público y necesita llegar a casa a una hora sana -las nueve, por ejemplo-. De todas formas, no es solo eso: en Reino Unido la cultura general impone a los trabajadores la obligación moral de la eficiencia. Si no trabajas bien, no eres un buen ciudadano (y ciudadano y trabajador son las dos caras de la misma moneda). Basta mencionar la curiosidad de los aposentados: cualquiera que no trabaje, que cobre el desempleo, que sea un vago o un maleante en jerga franquista, tiene que avisarlo cuando opte por un trabajo. ¡Tienen mucha mala fama!


Una vez unos españoles que conocía en un Burger King me dijeron que lo bueno de esta ciudad es que puede ofrecerte lo que tú le des: es cierto. Pero también dijeron que si no te cuidas, la ciudad puede comerte. Es demasiado frenética, demasiado activa. En cualquier caso, no quería hacer de esta entrada una crónica de mi viaje. Más bien quería criticar a esos individuos que simplifican lugares tan plurales como son esta ciudad: ni es tan mala como las peores imágenes cubanas, rusas o norcoreanas del neoliberalismo ni es tan buena como los fotogramas de Instagram edulcarados y vomitivos de adolescentes cursis.


lunes, 8 de julio de 2013

Braun

Querido Braun:

hace casi un año desde que te fuiste. Cada día te echo de menos, y es algo que ambos sabíamos que pasaría. No añoro tus paseos, ni rellenarte la comida -aunque sí en cierta manera-, pero sí tu presencia en el sillón, tu alegría al volver de la universidad y verme y nuestros juegos con la pelota -que nunca aprendiste a devolver como un buen perro-. Echo de menos cuando los fines de semanas abrías mi puerta y me despertabas a base de lametones, arañándome la cama o subiéndote. Echo de menos también cuando toda la familia veía una película y tú te tirabas un pedo obligándonos a cambiar de habitación en estampida.

No fuiste un perro perfecto, pero ¿quién lo es? Eras muy nervioso, casi neurótico en la calle, no violento pero sí tenso con otros perros, y en cuanto a trucos, te sentabas, dabas la pata y venías. Poco más. Pero ¿para qué está un perro? No puedo recriminarte nada si tampoco he sido un dueño perfecto: te he sacado tarde, poco y mal, y a veces me he enfadado contigo cuando no lo merecías. Pero tú por ejemplo eras cariñoso -incluso demasiado-, muy tranquilo en el hogar, amigable con las personas y con algunos canes -qué le vamos a hacer, eras algo gallito-. Jugar a la pelota contigo era divertido, aunque nunca entendiste del todo el juego, ni que tenías que traérmela de vuelta -siempre me tocaba abrirte la boca entre gruñidos para seguir jugando-.

También me metías en líos. Recuerdo cuando orinaste en la esquina de una calle y una señora nos gritó como locos, o cuando te rajaste la planta de la pata y vino la policía a casa siguiendo un rastro de sangre desde el parque creyendo que nos habíamos apuñalado. También recuerdo cuando te largabas. Literalmente. Salías corriendo por un sonido, olor o sensación y no dejabas que nada se interpusiera. Si era un gato, una perra en celo, otro perro, un conejo o una moto no importa. Y cómo corrías. Aunque eras muy veloz, los perros más pequeños y con menos pelo te ganan, y los conejos. ¿Recuerdas los conejos? Casi nunca conseguías uno, pero en una ocasión trajiste uno y me lo ofreciste a los pies como un regalo. Era algo macabro, pero me gustó el detalle, aunque si hubieras matado al conejo del todo y no me lo hubieras dejado agonizando habría sido algo más bonito.


Me dio mucha pena que acabaras así, de la noche a la mañana, dejando de comer. Si eras algo era un perro vital, que comía y dormía como un dragón. Por eso, que dejaras de comer, perdieras kilos y te volvieras sumamente pasivo nos alarmó, pero también fue un espectáculo siniestro de lo que estaba por venir. Yo me fui de viaje a Lisboa mientras te recuperabas de la operación que te había quitado el tumor del estómago, y tuve un mal presentimiento cuando pensaba en ti. Al volver me dijo mi madre que no seguirías adelante, que lamentablemente no había nada que hacer. Esa impotencia fue muy dolorosa. Pasé unos días pésimos, y lo sabes. Además verte con puntos y aquel casco triangular cubriéndote la cara mientras te alegrabas de mi vuelta... ¿qué quieres que diga? Me apenó muchísimo. Y aquella mañana en que mi padre te llevó al veterinario para no volver fue muy corta. Derperté un día normal -tarde por ser verano. Eso lo lamenté a posteriori, aunque ignoro por qué. ¿Qué cabía hacer?- y tú no estabas. Qué jornada más larga. Qué casa más fría y silenciosa. Por la noche fuimos al cine todos juntos para pensar en otras cosas, pero aunque no hablásemos, aunque no dijéramos nada e incluso fingiéramos estar interesados en los actores, el trailer y otras gilipolleces, a la vuelta, en el coche, de noche, tras ver los Vengadores, todos lloramos en la autovía. Lo recuerdo como si fuera ayer. Para mí es ayer. Y hoy.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Los animales

¿Merece la pena defender los derechos de los animales? ¿Vale la noción de derecho para una criatura que no es humana? ¿Se puede defender de igual forma un animal doméstico que uno salvaje? ¿Son legítimas las corridas de toros en las que se sacrifica al animal?

Parece repugnarnos el ensañamiendo de algunas personas con los animales, y parece despertar en nosotros nociones extrañas. Obviamente consideramos grotesto ese tipo de conducta, pero hay que preguntarse si el porqué es meramente estético -o sea, no nos importa el sufrimiento de esos animales, sino verlo-, o si de verdad tenemos voluntad política de defender mediante leyes a un colectivo que precisamente no forma parte de la sociedad: y es que promover la defensa de montes o ríos no es lo mismo que defender mediante leyes a animales. Los animales se reproducen, se mueven, cazan, matan y son matados; o sea, son activos; mientras que los accidentes geográficos están ahí. De alguna forma, defender al lobo ibérico es responsabilizarse de las pérdidas de los ganaderos gallegos que ven cómo sus ovejas sufren ataques de estas criaturas, pero tambiés es responsabilizarse de su extinción, o sea, de la inacción o de la mala actuación nuestra que deriva en la extinción de un raza.

Pero la noción de ser no humano es importante: defendemos paradógicamente esos seres, siempre teniendo en cuenta que los hombres, las personas, están por encima de los otros seres en dignidad -ética, o sea, derechos, obligaciones, etc...-. Y sin embargo, los defendemos. Parece que vemos en ellos una versión nuestra. No son sólo los perros y gatos. También nos vemos reflejados en los orangutanes, en los delfines y en los leones. ¿La razón? La sensibilidad de ellos es también nuestra. A veces olvidamos que aunque científicos, poetas y burócratas, las personas también gustan de correr, comer, descansar y copular. Los animales sienten esos placeres y esos dolores, y tal vez -me parece recordar que así lo dice Peter Singer- ésa es la razón de la apología del derecho animal: sienten los animales como nosotros; por tanto, no le demos dolor. Pero la cuestión no es aquélla. No se trata sino de no provocarles dolor innecesario: parece utópico, siguiendo la máxima de la sensibilidad compartida, proponer la abolición de nuestra alimentación carnívora: no somos así, pero sí podemos evitar los males innecesarios, la crueldad, en fin, que disfruta sin razón alguna.

Pero incluso justificada, la matanza de animales nos horroriza. Incluso poseyendo un fin, vemos sangre y la muerte horrible de reses en mataderos y pensamos en la barbaridad que está haciendo el hombre, evocando tiempos peores, y asociando la violencia y la truculencia al mal absoluto. ¿Relativizable? Hay quien dice que matar es matar, sin paliativos. Intoxicar a un animal, cortarle el cuello o sencillamente ahogarlo son formas que conducen a lo mismo: a la muerte del mismo. Y eso es así y no cambiará. Frente a esta crueldad -arguyendo las penosas condiciones de vida que sobrellevan- los vegetarianos ganan peso.

En cualquier caso, sea necesaria o no la carnicería -puede dudarse de su una dieta no carnívora satisfaga energéticamente lo mismo que una carnívora- el daño gratuito es lo que hay que evitar. ¿Pero por qué? No hay razones para evitarlo si tenemos en cuenta estrictamente hablando que no son personas, pero es que el hombre puede elegir, y no es arbitrario en sus acciones -pegar a un perro o acariciarlo es igualmente legítimo, y sin embargo es reprobable la violencia gratuita, no así la autodefensa-.

Para acabar, como ápice de intelectualismo petulante, quiero recordar a Gandhi, que decía que una sociedad se mide por cómo trata a sus animales. Yo diría más bien bien que una sociedad se mide moralmente por cómo los trata cuando no hay imperiosa necesidad de elegir entre ellos y nosotros. Por tanto, deberían elevarse las penas para todo delito infantil de autosatisfacción gore respecto a los animales: si somos civilizados, defendamos lo que nos hace civilizados.

sábado, 20 de abril de 2013

El dilema que no puede ser nombrado

Hablar del aborto es terreno vedado. Parece que no puedes emitir juicios sin ser encasillado en sus dicotómicas posiciones enfrentadas. Hubo un tuitero que resumió la polémico argumentando que los que defienden la vida del feto se centran en él en la discusión, mientras que las personas que defienden el derecho a decidir lo hacen en la perspectiva femenina. Esto lleva a un círculo sin fin. Es y no es así.
Cualquiera puede hablar de aborto y sexualidad, pero dar consejos de prácticas sexuales o explicarla en sí misma es irónico viviendo de aquéllos que juran castidad durante sus votos.

En primero lugar condeno toda ilegalización y endemonización de la mujer que aborta: admito sin embargo que la mujer sin remilgos que lo hace es fría e insensible, pero no prohíbo su actuación, en primer lugar porque es estúpida dicha censura propia de tiempos medievales en los que el sujeto no es nada sino un remilgo subordinado a la teología de turno. En segundo lugar, porque actúa a la fuerza, y en nada se consigue así.

El aborto es una tragedia se entienda como se entienda, pero no es tan simple como aparenta. Hay que analizar exactamente en qué consiste, en un sentido lógico-biológico y ontológico, ser un feto, y cómo misteriosamente de ser una cosa inerte -un óvulo, por un lado, y esperma, por otro- pasa a ser algo vivo. También hay que ver cómo legislar en este aspecto respetando, por un lado el habeas corpus o intachabilidad del cuerpo ajeno -cada uno en su cuerpo puede hacer lo que quiera- y por otro el derecho a la vida del no-nacido.


¿Por qué es una tragedia? Hágase lo que se haga, toda actuación a este respecto es cruel: si se mantiene la mujer con el niño, indirecta -o directamente- a la fuerza, durante el embarazo, puede llegar a odiarlo, a maldecirlo, a culpar al nacido de sus propios errores. Si lo da en adopción, tendrá un vacío grandísimo la mujer que pierda al hijo de sus entrañas. Y si aborta, el sentimiento de culpa y la hipótesis de una felicidad que ya nunca tendrá la atormentarán durante más o menos tiempo -aquí podemos emitir juicios de valor sobre cómo se debe sentir una mujer en este momento, pero no como mujer, sino como persona. Esto es importante: los hombres deben discutir sobre este tema. No basta con simplificar. Hay que respetar la voluntad femenina, pero no como femenina, sino como ciudadana. El género masculino debe también opinar.-

Ahora bien, ¿el feto cuándo aparece? Es ciertamente mágico que sea humano de repente, sin tener las caracterísitas humanas -sociabilidad, independencia, racionalidad- o biológicas -nutrición, relación, reproducción-. Respecto a esto último hay varias opciones: o bien el feto es una personas ipso facto, o bien no lo es hasta tener cierto tiempo -en unas semanas adquiere el alma, según San Agustín-, o bien no es propiamente una persona hasta que se separa de la madre.


-Si es una persona ipso facto, significa que ha pasado de ser una célula no viva (¿o sí lo está?) como son los óvulos y los espermatozoides a formar algo que está vivo (se argumenta que tiene el material genético humano). Aparte de las cuestiones metefísicas (del no-ser no puede nacer el ser), que pueden concluir en que todo está vivo (incluyendo los gametos, pero también las piedras y el agua), o sea, un panteísmo, debe pensarse si realmente pasa a estar vivo: su existencia depende todavía de la madre en un grado altísimo. Es parte de ella tanto como sus pulmones y sus brazos; no es algo independiente. Afirma que es algo, así, en general, diferente de ella, es como indicar que una neurona no es parte de un todo, o que una gota de mar es separable del oceáno.

-El segundo supuesto es que el feto empieza a ser una persona pasado un tiempo. Hay dos vertientes: una neuronal y otra teológica. La primera, psicológica, afirma que el ser humano lo es siendo sensitivo, cerebral, volitivo, libre para comer; a este respecto no es más que una célula o zigoto hasta que empieza a desarrollar la sensibilidad, o sea, hast que en cierto momento desarrolla sensibilidad (de aquí viene tanta literatura sobre qué tipo de música es mejor para una embarazada). El problema es que decir que entonces es persona consiste en admitir que las personas, por ejemplo, con taras físicas incapaces de mover partes de su cuerpo son menos personas (falso, luego no es lo que hace que esté vivo). Por otro lado, el ámbito teológico (que argumenta contra el aborto empleando, paradójicamente, el método científico que tanto reniegan) , por lo menos en otras épocas, afirmaba que el feto no-nato no estaba vivo hasta no haber recibido el alma (que puede interpretarse como aparato nervioso). Y Platón no creía que hubiera alma antes del parto (a contrastar).

-Por otro, en sentido biológico el bebé está vivo cuando es bebé y no es parte de la madre. Hasta que no se corta el cordón umbilican la alimentación la recibe de forma autótrofa de su madre, no por sí mismo. Hasta que no nace, no se relaciona activamente con el exterior, no alcanza cosas.De hecho, si muere la madre, muere el feto: son parte del mismo sistema. Con lo cual, toda legislación debe ser para la madre, no porque la madre sea más importante que el hijo, sino porque lo incluye.

En cuanto a la legislación, no soy abogado. Sin embargo, es anacrónico  tachar de criminal a una mujer que libremente actúa con su cuerpo (además de sospechosamente machista, pues tal como dicen las feministas, una mujer no lo es porque tener hijos, sino que sigue siéndolo aun rechazando la natalidad, punto de vital desacuerdo con el catolicismo). Contemplo el aborto como una tragedia, algo siempre negativo, pero no prohibitivo. Las únicas salidas son el no-aborto: la entrega en adopción o la política activa gubernamental que fomente la natalidad y los anticonceptivos. ¿Incompatibles? Si la gente pudiera tener y no tener descendencia cuando quisiera, la tendría siempre. Más allá de los accidentes sexuales involuntarios, la gente adulta contempla como una acto de autorealización la construcción familiar (familia, a todo esto, no en sentido estricto conservador; incluyo la familia homosexual). La vida es tediosa sin hijos: la población jamás renegaría de la natalidad si tuviera acceso gratuito o fomentado a los métodos anticonceptivos, y si la educación obligatoria incluyese cursos de educación sexual prácticos, orientados a la higiene y la seguridad, no estrictamente el placer (eso es tarea de los sexólogos). Por otro lado, la ética cristiana, que crea la triada sexo-reproducción-matrimonio, en ningún momento favorece las relaciones sexuales maritales con pretensión reproductora: son escasos los kamasutras escritos por gente que aborrece el sexo premarital, y no sería absurdo que se abandonase ese prejuicio puritano.


Finalmente, a las personas que acusan de frialdad a los que intentan hablar racionalmente de este tema, me gustaría decirles que dificultan el hablar pacífico y sensanto: éste es un tema para todos -hombres y mujeres por igual, pues no se puede ser feminista y reivindicar derechos exclusivos de la mujer-, y los argumentos pueden valer de cualquier tipo de rama, menos de la religiosa. Eso no quita para hablar con religiosos, mientras sepan separar de su discurso lo que piensas por sí mismos y lo que les han dicho o han bebido de los Textos Sagrados.


domingo, 14 de abril de 2013

Un socialista, un periquito y un chándal

Hugo Chávez ha muerto dejando un legado histórico de retórica revolucionaria impecable: Venezuela y Latinoamérica se han visto convertidos en hegemonías del centro-izquierda y ocupan un lugar en el mapa tras el tándem Cuba-Venezuela. Ahora con la muerte del comandante, se abre la vía para un chavismo sin Chávez. Ojalá no fuera ni chavismo.



El populismo siempre es perjudicial para un país, sea de izquierdas o de derechas, y negar que el gobierno de ese hombre fue tal, sería traicionar a la verdad. Con sus expropiaciones, sus subidas de impuestos, su indiferencia para con la inflación y la violencia, además de con su reducción de la pobreza y aumento de la escolarización pasa a la historia como un dilema, como una duda, como un héroe o un traidor. Yo insisto: con sus más de diez años de gobierno no quiero insinuar que no hiciera nada bien; lo que afirmo sin embargo es que los venezolanos le han dado demasiadas oportunidades al protagonista de 'Alo presidente', tras sucesivas legislaturas en las que se ha tornado un cacique, un déspota y un arrogante amante del control y el poder. No dudo de sus intenciones benechoras -que tampoco defiendo-, pero sí de su papel como estadista, largoplacista, funcionario de la maquinaria social de una nación -o Patria, como gusta decir, con un pastoso vocativo que recuerda a los discursos del XIX con pasión por la cuna de nuestro pueblo-.

No pudo tomar el poder el jefe, pero tampoco se recuperó de su enfermedad. Incluso con un pie en la tumba se atrevía a soltar disparates: alentó a creer que su enfermedad podía ser causa de unos fantasmagóricos EE. UU. , y dejó los cabos atados para que uno de sus seguidores escogido a dedo heredera el timón de lo que llaman "Revolución bolivariana". Ahora que está muerto, sigue siendo mágica su figura: se cree que es un santo, un Simón Bolívar nacido en el siglo de la Guerra Fría, algo místico y trancendental que supera a la mediocridad de naciones. Cuan Mesías, se supone que se presentó al candidato Maduro en forma de ave pequeña domesticada, dándole permiso para sustituirle en la maquinaria socialista. ¡Qué ingenuos los venezolanos que esperaban una resurreción apoteósica del líder!

Ahora Venezuela, esa curiosa nación morena de grandes pechos que son el petróleo y el poderoso estado vigilante, luce vestimentas y gorras con la bandera de su patria. Curioso nacionalismo el de ese país chiquito, que se honra en haber sido en su momento uno de los primeros en independizarse del malvado Imperio de los españoles. Con chándal y a grito pelado, los dirigente de los principales partidos de Venezuela luchan por hacer suya la lujosa bandera, sus colores latinos de amanecer de una clase media atormentada por una violencia importante, pero la patria del difunto Chávez está más dividida que nunca. ¿El motivo? Apostaría a la falta de miras de Estado del propio Chávez, que centralizó toda la carga institucional de la democracia en su partido y dejó obsoleta a la oposición. A veces lo comparo con Lula -alejado de la política, aún más humilde que Chávez, ahora acuciado por demandas de corrupción- y veo lo que uno fue y el otro no pudo ser. Y me alegro.

lunes, 25 de marzo de 2013

Mis hijos son mi propiedad


Sonará extraño, mas considero que en las sociedades actuales la pedagogía y la moral new age están dando baza a una teoría paternalista en la cual los hijos no son sino extensiones de los padres o posesiones suyas. Nunca se tiene en cuenta lo que desea un menos de edad; siempre se supedita a la voluntad de sus padres. Se le imprime al chaval una moral católica/republicana, en primer lugar simplificando el aparato ideológico posible, en segundo lugar, encerrando al muchacho en apenas tres o cuatro conceptos; y finalmente, ideologizando sin más al joven. Ocurre sin embargo que cuando es un profesor el que manipula, el que siembra y riega una idea política polémica, está inmiscuyéndose donde no debe, casi violando un derecho inalienable de los que gozan de ese derecho que es la paternidad.

Los conservadores, empezando por los aguirristas madrileños, creen que la mejor educación para un hijo consiste en acudir al centro de educación que los padres deseen, sin importar la lejanía, el contenido o algo todavía más importante: la voluntad del alumno. Deseamos tener jóvenes maduros, cultos, cívicos y perfectos, pero les impedimos el acceso a la información, el ocio barato y de calidad, o el libre albedrío para escoger su propia escuela. Los infantes son propiedades más de sus padres, extensiones de sus brazos, labradores que sacan por la calle, vacunan y por lo que llegan a matar para poder escoger ellos y no el animal el árbol donde orinar.

Esto es propio del conservadurismo de este país, que considera a los jóvenes individuos vacíos a los que hay que llenar de ideología -religiosa, para hallar sentido a la tragedia de la vida; económica, para poder desenvolverse con soltura en esta sociedad mudable; y social, para aprender a acercarse a un tipo de persona y no cambiar de esfera-. ¿Y la izquierda no hace lo mismo? La educaciónd de valores de los progresistas es tan vomitiva como la otra: inculca la tolerancia, la democracia y el respeto como universales platónicos a digerir junto a los cereales dietéticos y la leche desnatada. Los valores no se aplican mediante el estudio teórico, sino mediante la práctica. Asimismo, la discusión sobre los valores es estúpida: no vale decir un sector de la sociedad -el reaccionario católico- tiene ciertos valores cristianos diferentes de los valores de la izquierda de la ceja: éstos son universales y sujetos a discusión racional, nunca política (estrictamente). El amor y el cuidado de los pobres son máximas de la izquierda y la derecha desde la perspectiva de la lucha de clases y el sacrificio de Cristo.

Educación para la Ciudadanía, quiero decir, fue positiva para la sociedad. Los jóvenes deben saber de las guerras, de la divisón de poderes, de la recesión económica, de las razas de la Tierra -que no son tal, sino accidentes de una especie, la humana, pluriforme-, mas también de ciencias empresariales, aborto, eutanasia, homosexualidad, sexualidad en general... Los temas polémicos en sí son interesantísmos y vitales para los hijos; deben saber que existen y a partir de ahí enjuiciarlos: tal vez viendo varios enfoques y varios dilemas morales, sociales y políticos juntos, en el mismo temario, a pesar de su posible confrontación ideológica, logren superar a sus padre y tener en vista otras cuestiones más importantes (aquí Hegel vendría de perillas para ejemplificar una superación integrando su tesis y su antítesis). Ojalá sea así. Sigo creyendo que Ciu (Ciudadanía, abreviado) fue una buena apuesta, pero también una apuesta pueril y patética en un sistema educativo, el español, condenado al fracaso por ser arma arrojadiza de los sucesivos gobernos y un símbolo de la inoperancia de la casta política. ¿Para cuándo un pacto de Estado?

lunes, 18 de marzo de 2013

El atlas de las nubes



Vi El atlas con la certeza dogmática de que vería un filme filosófico, estrafalario y caótico. En cierta manera, no me equivoqué. Sin embargo, las pretensiones de este hijo de los directores de Matrix distan mucho de otras obras pseudointelectuales, metafísicas y abstractas. Estamos ante historias libres, que no se van a enlazar, y acaso lo hicieran, lo harían mediante nexos sentimentales, nunca argumentales. ¿Qué tiene ésto que ofrecernos? Magníficas crónicas de tiempos difíciles, de personajes atemporales, de dramas que se repiten en la historia, aquéllo es lo que hallaremos en esta cinta de tres horas. Es amilbarado su final, su moraleja, su no-moraleja, su ser lo que no parece que es. Al contrario de lo que se cree, tiene sentido toda la historia, si las juzgamos bien, esto es, por partes, y no en una totalidad. Si hacemos esto último veremos un paño tejido con variopintos colores. Pero será porque analizamos su contendido de cerca. De lejos vemos como todo encaja. Como una orquesta. Pero dejemos la cursilería. Desmenuzemos al clásico.

En primer lugar, El atlas de las nubes es una historia coral desarrollada en varios tiempos, desde el siglo XIX, el principio del siglo XX, a los años setenta, a la actualidad, al futuro próximo y al futuro apocalíptico de más allá del tiempo. La temática aparentemente no es común en todas ellas: la primera de las historias se desarrolla en un barco en el marco de la abolición de la esclavitud; la segunda en la vida de románticos de la época de entreguerras; la tercera en las pesquisas de una periodista impertinente; la tercera en una Inglaterra moderna donde no caben ancianos clásicos; la cuarta en un Seúl distópico con personas-probeta que actúan de esclavos en el mundo, y todo para acabar en un mundo destrozado donde el hombre ha vuelto a sus orígenes de antes de Grecia y Roma.

Como he dicho, el nexo que une las historias es apenas importante: suele ser una canción, un diario, una acción, un sueño... Más que grandes anclajes argumentales o puentes de la trama, yo los consideraría anécdotas para cerrar el círculo y dotar de sentido el esquema completo. Son gracias o curiosidades para volver a ver la película (aunque pueden percibirse todas si se presta atención). Más que estos detalles, lo que vertebra la película es el conjunto de sentimientos de los personajes y sus carácteres. Ya sea por motivos de edición artificiosos o no, los personaje toman decisiones equivocadas, certeras, amorosas, odiosas, morales o inmorales, correctas o incorrectas paralelamente a otros personajes, pero distantes en el tiempo. Esto parece dar la sensación de que el 'amor' y el 'odio' ocupan el mismo tiempo, o ocurren una determinada frecuencia, en una suerte de historicismo hippie redundante intercambiador de energías vitales positivas y negativas. No iré por ahí.


¿Qué decir de ese burgués embarcado junto a un esclavo negro, y de su amistad imposible para la época? ¿Y de la del músico bisexual de vida impertinente, caótico y ordenado solo para sí mismo, tan atormentado como un Frankestein social, y magnífico cocreador de El atlas de las nubes? ¿Qué fue de aquella escena de Tom Hanks y de Helly Berrie en una central nuclear declarándose amor aún a no haberse conocido nunca, sino simplemente reconociendo una variopinta reminiscencia cuanto menos espectucular? ¿Qué tal la muchacha revolucionaria de nombre matemático? Sí, esa que es clónica, pero que no es un androide. Su vida en un mundo tan frío y mecanizado como tememos muchos que será el mañana es la viva imagen de la no claudicación de los personajes, reflejo del hombre en general. Creo que su perspectiva me enamoró porque tiene lo que las otras historias gozan: acción, misterio, romance, ciencia-ficción, elevado al cubo, con grandes efectos y un gran entorno. 

La volveré a ver. Una vez más. Y tal vez otra. Su música, claro, lo merece. ¡La música! Olvidé comentarla. Pero no es tarde.

martes, 26 de febrero de 2013

Voces de la crisis (III)



 Continuamos con el Partido Popular.



Actualmente, la sociedad española está viviendo una situación de cambios económicos y sociales profundos que es evidente que necesitaba, y con “evidente” me refiero a que por mucho que se critiquen las reformas, son, bajo mi punto de vista, muy necesarias. Me detendré en las distintas reformas que se están haciendo tanto económicas como sociales.

Desde el 2001 hasta aproximadamente el 2008, España y su sector público ha sido el más beneficiado de la burbuja inmobiliaria cuya recaudación era aproximadamente de un 10%  anual y esto hizo que se incrementaran las becas, se crearan nuevos derechos sociales, se bajaran los impuestos y se redujeran las tasas, y todo esto a su vez fue aprovechado por el político que en su momento se vio como una figura buena, pero su único papel era ser un gran “capturador de votos.”

Ahora, todo esto de “tirar la casa por la ventana” nos está pasando factura. ¿Cómo puede ser que personas que no tenían trabajo se metieran a comprarse un piso? Es totalmente irracional. Ahora todo esto se ha acabado: el precio de la vivienda está volviendo a su valor real y, al no haber dinero, no hay demanda, y por tanto, sobran trabajadores y sus respectivas empresas de construcción. Por este motivo, el sector público ha experimentado una caída en los ingresos de enormes proporciones y ahora tiene que volver a su estado real: es decir, reducir todo aquello que creó con la burbuja inmobiliaria, reducir derechos sociales, aumentar impuestos etc.

Porque ¿qué pasaría si no se hicieran estas reformas, si el sector público decidiera no ajustarse a la realidad económica? Pues que el Estado entraría en déficit y gastaría más de lo que ingresa. Y lo que ocurriría es que si decidimos no recortar y  decidimos no ajustarnos a la realidad, mantendríamos nuestro nivel de gasto actual a costa de reducirlo mucho más en el futuro; es decir, si no recortamos ahora nos tocará hacerlo mucho más en el futuro.

Con respecto a los recortes en sanidad y educación, pasa algo parecido: es decir, si recordamos no hará más de 8 o 9 años que ser funcionario era un privilegio, la mayoría de la gente opositaba para ser funcionario y normalmente había muy pocas plazas. El gusto por este puesto de trabajo era muy lógico: vivías como más de 1000 euros al mes, con vacaciones de casi tres meses en lo que respecta a los profesores y bajas de más de un mes y pagadas como si no pasara nada. Lo diré de una forma algo más vulgar: era un “todos chupando del mismo bote”.

Ahora esto pasa factura como en todo: se reducen puestos, se alargan horas y se cobra por lo que se trabaja, algo muy lógico a lo que los funcionarios no están acostumbrados con respecto a la privatización de la sanidad pública. 

Muchas personas se piensan que privatizar es tener que pagar por ser atendido o que no habrá las mismas atenciones que antes. A esto tengo que decir que con respecto a las manifestaciones que se han hecho en contra de la sanidad privada estoy totalmente en desacuerdo, porque privatizar no es eso que popularmente están diciendo: si alguien ha tenido el privilegio de informarse se habrá dado cuenta de que lo que quieren hacer es contratar empresas privadas que lleven la gestión, por ejemplo, de la limpieza, la cocina, la lavandería; y claro, ello va a conllevar algunos despidos de funcionarios, puesto que ya no va a correr a cargo del estado público si no del privado. No quiere decir que vaya a ser peor, y puedo dar un ejemplo de un hospital pionero en España en ser privatizado y en ser uno de los mejores de la comunidad de Madrid, y es el hospital de Torrejón de Ardoz. Éste es un hospital privatizado totalmente gratuito que cuenta con 250 camas, habitaciones individuales, 10 quirófanos, 6 paritorios, tecnología de vanguardia, etc., y lo más importante: en el caso de que el paciente sea dado de alta pero necesite algunos cuidados y observaciones el médico acude al domicilio sin ningún tipo de gasto. Con esto no quiero hacer publicidad del hospital, ni mucho menos, pero intento dejar constancia de que privatizar algo no es tan malo como lo pintan y que lo único que ocurre es que despiden a trabajadores y se paga por lo que se trabaja.

En cuanto a la educación pasa algo parecido: se han dado numerosas becas, se ha abusado de dar becas diría yo (ahora hay que volver a la realidad), y como todo nos han subido las tasas y nos han reducido las becas, y digo “nos” porque yo también soy universitaria, ciudadana como todos y a mí y a mi familia también le ha afectado la crisis.

La última cosa que quiero aportar es que mucha gente acusa a la iglesia y a los políticos de que ellos no se recortan, no les afecta la crisis. En el caso de los políticos ( aquí hablo de políticos y concejales), al ser funcionarios se les ha reducido el sueldo y muchos han sido despedidos; en el caso de la iglesia no comparto nada los que dicen que la iglesia no aporta nada al estado español, que su dinero sale de nuestro bolsillo y están en contra de la famosa cruz a la iglesia. Tengo que decir en primer lugar que no soy nada religiosa: ni la practico, ni me gusta; simplemente es mi tradición cultural y ya está. Pero quiero defenderla porque tengo que decir a esas personas que el dinero que se le da a la iglesia no sale del bolsillo de todos: sale de las personas que le dicen SÍ  a la iglesia, que la iglesia ahorra al Estado más de 30.000 millones de euros al año que es lo que le costaría a éste si tuviera que hacerse cargo de muchos colegios, de Cáritas y del mantenimiento de edificios artísticos que cuida la iglesia. La mayoría de parados que no tienen que llevarse a la boca comen gracias a Cáritas y me parece de una insolidaridad  tremenda que la única fuente de estado que se preocupa de verdad por nosotros la desprecien de esa manera ¿Acaso habéis visto algún comedor social en algún partido político o en algún sindicato? 

Ahora, y con esto termino, quiero decir que entiendo perfectamente a las personas que se quejan de los recortes. Si yo no me hubiera informado, si no tuviera un mínimo conocimiento de economía a lo mejor estaría manifestándome; por eso, siempre digo que antes de actuar hay que informarse de las cosas. En el gobierno del anterior presidente se hicieron numerosos destrozos y nadie fue a tirar piedras a su sede o manifestarse, a llamar fascistas a los policías por hacer su trabajo o a romper tiendas a personas que en una manifestación cumplen su deber y levantan el país ¿De verdad creéis que eso es democracia? Es evidente que son tiempos difíciles: en mi familia también hay paro, hay crisis. Vengo de una familia humilde como las demás, pero todos estamos en el mismo barco, y tenemos que atenernos a las consecuencias de las cosas; si hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, ahora tenemos que pagar; si no hemos sabido ahorrar, ahora tenemos que pagar si del estado han “chupado del bote” muchas personas; ahora hay que pagar y así van las cosas, así es la realidad.

Por tanto si alguno de vosotros me preguntáis que según mi opinión qué es lo que se debería hacer para cambiar la situación simplemente os respondería que lo que se está haciendo es lo que hay que hacer: recortes, no queda otra.

jueves, 14 de febrero de 2013

Voces de la crisis (II)

Continuamos con esta serie de artículos, en esta ocasión con un militante de UPyD. De nuevo agradecemos el esfuerzo a los participantes. Próximamente, militantes de los partidos mayoritarios a nivel nacional: el Partido Popular y el Partido Socialista.

 

Muchos se han negado a creer que el actual modelo de Estado hubiera fracasado, bien por miopía o bien porque viven de él y su reforma podría significarles una grave pérdida de influencia o de dinero. Las Comunidades Autónomas están arruinadas por haber sido incapaces de poner freno al despilfarro. Ahora los implicados tratan de escurrir el bulto. La realidad les ha caído encima, pero el diagnóstico estaba hecho desde antes, incluso, de que estallara la crisis económica.

El modelo territorial de UPyD, es un Estado federal cooperativo. Implicaría la devolución de competencias, la fusión de municipios, un sistema de financiación racional y la eliminación de los conciertos fiscales vasco y navarro. Tendría efectos positivos sobre el coste del Estado y se llevaría a cabo, ineludiblemente, a través de una reforma constitucional.

UPyD propone un Estado federal de tipo cooperativo similar al de Alemania; un Estado eficaz con competencias exclusivas en educación, sanidad, justicia o medio ambiente, que garantice a todos los ciudadanos los mismos derechos y obligaciones independientemente del lugar en que residan. Donde todas las CCAA se financien con un sistema racional y justo, sin privilegios ni excepciones como los conciertos vasco y navarro. Que distribuya eficazmente las competencias entre Estado, Comunidades Autónomas y Ayuntamientos para evitar duplicidades, despilfarro y burocracia inútil. Un sistema que esté cerrado constitucionalmente, que no permita la delegación de competencias hasta el infinito, como sucede ahora. Que, en caso de duda, sostenga el principio de prevalencia federal, es decir, que cuando haya conflicto decida el Estado. Que se dote de los mecanismos necesarios para que exista auténtica cooperación entre administraciones. Que promueva una auténtica cultura federal, una lealtad y estima a España y a Europa, y no sólo a la propia región.

Hoy, la necesidad de refundar el Estado es un clamor social. Lo que se preguntan hoy los españoles, entre la angustia y la confusión, es cómo hacerlo. Algunas reformas que Unión Progreso y Democracia lleva defendiendo desde su fundación se han ido abriendo camino en el debate público, aunque no sin dificultades.

La diferencia de UPyD con el resto de partidos es que no pretende ser coherente con una ideología totalizante, sino con la realidad, ni mantener un statu quo en defensa de sus propios intereses, sino defender los principios de igualdad y libertad de todos los ciudadanos españoles.


Afiliado UPyD

miércoles, 13 de febrero de 2013

Voces de la crisis (I)

He aquí un especial sobre la crisis desde varias perpectivas, con varias personas relacionas con diferentes partidos políticos que opinan sobre la situación. Aquí tenemos al primero (ante todo, muchas gracias por redactarlo).




El contexto mundial de crisis el que tiene especial incidencia en el estado español como uno de los lugares más azotados por las medidas de austeridad y recortes así como el alto nivel de paro es desde hace tiempo motivo habitual de conversación. A nadie se le escapa el papel que están jugando los grandes capitalistas, en especial la piedra angular de este sistema que es el capital bancario, recortando y degradando las condiciones logradas por la clase trabajadora durante muchos años. Personalmente me inclino a pensar que a los trabajadores de este país nadie nos ha regalado nada, las valerosas luchas desde la mal llamada “Transición” han hecho que se consigan una serie de luchas sociales que ahora peligran. Sería fácil, cuadrarían las cuentas si a los grandes directivos de empresas se les recortase sus multimillonarios salarios, si la “contabilidad B” a cambio de valiosas adjudicaciones como hemos visto en la época de boom en la costa levantina y en la Costa del Sol se hubieran empleado en mejores fines, sin embargo el problema es más profundo.

Detrás de un político corrupto hay un empresario que se beneficia, detrás de cada ejecución hipotecaria hay un capital bancario sedicioso. El problema no es la “maldad innata” ni nada que se le parezca, no son “errores humanos” es un problema estructural, sistémico y con un nombre muy concreto: capitalismo.

El gobierno de la derecha como principal valedor de seguir haciendo pagar la crisis a los trabajadores y el nefasto resultado de la socialdemocracia que como se vio con Zapatero o el actual gobierno de la Junta de Andalucía no sirve para parar los ataques. Esta crisis es una crisis clásica, de sobreproducción; sobran viviendas, alimentos, de todo. El problema es que sobra de todo y está en muy pocas manos. Los datos sobre acumulación de la riqueza son realmente escalofriantes: el 1% de la población mundial controla el 35% de la riqueza mundial. Esta riqueza, producida por los trabajadores, está en manos de unos cuántos especuladores, y mientras estén en posesión de las palancas de la economía nada cambiará sólo puede haber lavados de cara. La única manera de lograr una “democracia real” pasa por la dimisión en bloque del gobierno del Partido Popular y la nacionalización del sector bancario y las principales palancas de la economía, en especial las empresas públicas privatizadas (Telefónica, Repsol, Renfe…) así terminaremos con el chantaje de los “mercados” (los “mercados” tienen nombre y se llaman capitalistas: Amancio Ortega, Joan Rossel, Emilio Botín) o nos enfrentaremos a la más cruda realidad de recortes, pobreza, desempleo y desahucios por mucho tiempo.

Como decía una famosa revolucionaria germana llamada Rosa Luxemburgo “Socialismo o barbarie”

Jorge Pacheco. Afiliado al Sindicato de Estudiantes, simpatizante de IU.

http://www.diagonalperiodico.net/La-globalizacion-de-los-mega-ricos.html

http://www.eleconomista.es/interstitial/volver/ing_19jul2012/banca-finanzas/noticias/4158182/08/12/La-banca-acumula-pisos-en-el-primer-semestre-por-otros-3100-millones-.html

viernes, 8 de febrero de 2013

El circo

Recientemente una persona conocida me dijo que, en un atasco en Madrid, coincidió en el coche de al lado con el exalcalde de Alcalá de Henares y actual miembro de la ejectuvia del Partido Popular madrileño. Por lo visto, aburrido en el asiento trasero, le sacó el dedo y se burló del político, lo que le enervó clara e infantilmente. Se lo comentó a su familia mientras conducian y todos rieron ante la imagen del hombre frustrado tratando de gritar a través del cristal inútilmente.

Nos dominan payasos, señores. Empezando por el dueño de las más altas esferas -Rajoy-, acabando por alcaldes ambiciosos cuya motivación por ascender de poder en el partido es incercial, lánguida, de babosa. El presidente afirma que todo lo dicho en defensa de su extesorero es verdadero -excepto alguna cosa-, al mismo tiempo que dice que su ministra de sanidad no merece dimitir por presuntamente haber cobrado de una rama del Gürtel y la expresidenta de Madrid afirma lo contrario -que debe irse cuanto antes-. Afirma también el hombre pesadilla de todas las campañas de mercadotecnia que está cansado, que no está apto para responder preguntas de las tiburones periodísticos; en esta ocasión físicamente, sin dejarse ver a través de una pantalla de plasmas al más puro estilo bíblico -oh, Mariano, eras como una zarza ardiento. Qué poética imagen. Qué visual. Que no, que Cuba no es Honduras, y que subir el IVA no repercutirá en los chuches, sino en las chuches, gallego seseante que no sabes ni decir quince en inglés-. Por si fuera poco, Rajoy defiende su orgullo a través de la confianza -recordad su lema en la campaña electoral, ésa que no fue campaña ni fue nada, que básicamente era 'Confianza' y 'Empieza el cambio'. O sea, que si se descubre el pastel del caso Bárcenas -aquél del antiguo contable del partido que parece haber desvelado accidentalmente o a propósito información muy interesante sobre una hipotética corrupción-, el presidente habrá quedado sin credibilidad. Esta consecuenta es una redundacia: sin haber estallado la burbuja negra y pestilente sobre los miembros de Génova, ya se ha hundido el PP en las encuesta. Apenas se separan medio punto las gaviotas de sus inmediatos adversarios -el Partido Socialista-. La hecatombe, pues, se acerca, pero también otra cosa: el tiempo de los gobiernos de coalición.

Pero el circo no termina aquí. El ministro Wert afirma, haciendo gala de su pluralismo y echando flores a la marca España, que los estudiantes deberían estudiar lo que más adecua al mundo laboral, no lo que desean estudiar. La directora de Hacienda, por su lado, niega taxativamente cualquier regularización fiscal de fondos negros, para luego decir '¿Qué he dicho? Seguro que he dicho una barbaridad.' Finalmente, Esperanza Aguirre -víbora por excelencia, que se alimenta y se alimentará del pastel- se ofrece como la regeneración democrática. Quiere ser el adalid de la anticorrupción; defiende una reforma de la ley electoral, además de ser más críticos los políticos. El tiranosaurius rex vuelve a la política: destaca sobre el león, la jirafa y el oso vago y dormilón que nos gobierna. Pero lo que tiene el saurio es experiencia, y fauces enormes: en cualquier momento se zampará medio circo.

martes, 22 de enero de 2013

La vida de Pi

Lenta, pero sobre seguro. Hablo de la película que está nominada en segundo lugar a más premios en los Óscar.

La vida de Pi trata de un muchacho que viaja en un bote con un tigre. El trayecto es fantasioso a más no poder, con reminiscencias del pasado y fragmentos del futuro. La música es fantástica. Como no sé qué más decir os dejo la banda sonora.

martes, 15 de enero de 2013

Falta de ética

Querido Partido Popular madrileño: 

 no me entra en la cabeza como se puede ser liberal en el sentido económico y al mismo tiempo defender la sanidad y la educación pública. Creen ustedes en el señor Reagan y la señora Trachter como una fuente inagotable de inspiración. Sin embargo, aunque reniegan de un Estado fuerte y prefieren individuos válidos, valoran muy positivamente la policía, el ejército, la nación, o incluso la Iglesia (que aunque no es contradicctorio con el individualismo, sí que es gregaria. Por lo menos la católica es universalista, lo que choca con sus ciudadanos solitarios.) 

Dicen defender la educación y la sanidad públicas. Arguyen que se debe pagar un euro por receta para mantener la gratuidad del sistema farmaceútico. He aquí otro fallo: es como decir que para mantener la paz hay que hacer la guerra a cierto pueblo. ¿No creen que nos engañan? Si quieren reducir nuestro estado del bienestar, háganlo. Tienen derecho a hacerlo (son nuestros gobernantes; nosotros los españoles nos lo merecemos por votarlos). Ahora bien, no manipulen la verdad. Si recortan el presupuesto de educación en Castilla-La Mancha, admitan que lo han recortado. No hagan como Aguirre, que no ve tijeras ni en una satrería. 

Respecto a las privatizaciones está todo dicho: algo privado no es mejor ni peor necesariamente que algo público. De hecho no me enerva que se nacionalice o privatice algo (en sí misma la acción). Lo que me sorprende es que los mismos que privatizan esos servicios son los que, luego privatizados, los gestionan. O sea, son los que asumen los beneficios de la ya convertida empresa privada. Tampoco me gustan esas pérdidas en lo público: Bakia es una entidad ahora pública y que continúa en la bolsa. ¿A qué esperan para sacarla de allí? ¿A qué esperar para enjuiciar a sus gestores? ¿Qué ha sido del exvicepresidente Rato? 


Nosotros les votamos para gestionar lo público. Pero aunque ustedes decidieran privatizarlo, deben retribuir a las arcas públicas la misma cantidad de dinero. Y por supuesto, deben dejar de alegar que es por el interés general: si fuera efecitivamente así dejarían en otras manos la dirección de lo reciñen privatizado. No se puede defender una privatización como lo mejor para la sociedad cuando el principal beneficiado de dicha acción es una empresa o un individuo directamente relacionado con el político que quiere llevarla a cabo. Es falta de ética. Y sin embargo, es legal. ¿Éso no constituye prevadicación y vender terrenos en negro sí? Vacío legal es lo que hay. Y falta de ética.
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