Lineas ParaRelas Es una falta de ortografía con patas.

viernes, 14 de enero de 2011

Battlestar Galactica



Los cylon fueron creados por los humanos.

Evolucionaron. Cuando tuvieron conciencia de sí mismos, se rebelaron.

Algunos tienen forma humana. Otros están programados para creer que lo son.

Y tienen un plan.  

Battlestar Galactica ha aparecido ante mí ante alabanzas cibernéticas que no me han defraudado: tiene lo mejor del cócktel explosivo de Lost junto a ciencia ficción, mitología y religión.


Pero, ¿en qué consiste?


En el futuro, o en el pasado, quién sabe, el ser humano ha anidado a lo largo y ancho del universo, en las denominadas Docen Colonias de Kobol, una por cada signo zodiacal. Ahora el hombre vive en paz descansando tras una guerra de más de cuarenta años contra los cylon, inocente de que sus enemigos se están reorganizando.

La tripulación de la nave Galáctica será la cabeza predominante de la nueva raza humana que vaga por el universo buscando un hogar místico profetizado por los antiguos llamado Tierra. Pero no estarán sólos;  tendrán que sortear problemas intestinos, tensiones invisibles que arrastrarán a los personajes lentamente hacia la traición, y también estarán atentos al acecho de los que llaman hijos de la humanidad.


¿Es conocida?

Con cuatro temporadas, capítulos onlinne exclusivos, películas entre seasons-finales y seasons-premiere, y una fama que le precede, BG se ha consagrado como una ciencia ficción real, de folletín, subersiva, soberbia, que desmenuza las dos caras del ser humano y reflexiona sobre el castigo recibido por la raza humana. Así esta nueva ciencia ficción real rompe con el tópico, por ejemplo, de idílica Stargate, donde el ser humano, y en general todos los personajes son buenos por naturaleza y los problemas que sufren los personajes son dulzones caprichos de los guionistas, depurables en la historia general.


¿Tú la recomiendas?


La recomiendo firmemente. Estoy viendo actualemente la segunda temporada, y sólo por los personajes de Gaius y Número Seis merecen la pena todos los capítulos, que son cortos, ligeros y en general individuales, aunque  avancen algo en la trama. El Capitán Adama y Laura Roslin son también personajes memorables, líderes fuertes con sus personales conflictos, marcados ambos por historias personales.

Por si fuera poco, hay acción, suspense, finales de capítulos lostianos que dejan la boca abierta y algo más importante: ambición. Ambición lenta, construida con los pies en la Tierra -nunca mejor dicho- , que se organiza para ser coherente y hace que la serie llegue al corazón del espectador.

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