Lineas ParaRelas Es una falta de ortografía con patas.

martes, 10 de mayo de 2011

A quién voy a votar

Confesaría mis inquietudes políticas del 22-M y mi intención de voto si tuviera claro a quién voy a votar. Y si lo tuviera verdaderamente claro y estuviera cofinando plenamente en una fuerza política, me afilaría a esa fuerza. Pero no es así, y dudo de que sea de este modo en el futuro. En caso contrario, recordadme estas líneas.


Desde siempre todos hemos tenido prejuicios políticos. Normalmente adoptamos o bien la postura ideológica de nuestros padres o abrazamos justo la contraria por estar en oposición a ellos y desarrollar nuestra madurez. Sin embargo, llega un punto en el que ambas fuerzas son decepcionantes; hablo de los dos partidos políticos que monopolizan las elecciones.

El Partido Socialista me decepciona. Por ideología, acapara toda la poesía marxista de igualdad y progreso, junto a un declarado amor por lo democrático. Sin embargo, su ideario en la praxis decepciona. Y no veas cuánto. Defienden a tiranos de izquierdas, demagogian lingüísticamente y políticamente con la igualdad como si fuera cuestión de ponerle artículos femeninos a todos los plurales y nombres de referencia -Españolas y Españoles-, y por si fuera poco tienen a un mentecato como secretario general, ZP. Este es la decepción en persona. Si bien es poca cosa cuando le ves, se trata en realidad de un Maquiavelo en acción al que le importan los fines, no los medios. Para ser de izquierdas, y honesto, mintió sobre la crisis, montó un chanchullo con ETA, la lió parda azuzando y amordazando a los controladores aéreos, subió los impuestos, privatizó de todo y a todos, incluyendo aeropuertos, hizo recortes, y sobre todo, dejó al país con una tasa de paro que afecta a una de cada cuatro personas de la población activa.

Sin embargo, el Partido Popular no es mejor. Con corrientes más liberales y otras más reaccionarias focalizadas en Madrid, sin un líder fuerte y decidido y con la corrupción en la sombra, este partido liberal tiene de liberal lo de Bin Laden de vivo. Liberal no es sólo un liberalismo económico. Fíjate en Gran Bretaña, donde los liberales distan de los conservadores en muchas cosas. No se puede liberal y al mismo tiempo invitar al gobierno a la Santa Sede. No se puede ser liberal y al mismo tiempo someterse a los juicios de una Iglesia en materia de educación cívica y sexual. No. El PP no es liberal; es conservador. Y qué conservador. Es un país anclado en ideas viejas, con pocas iniciativas modernas. Aunque farda en las elecciones de integrar inmigrantes, socialmente, ¿dónde están los musulmanes? ¿Y los homosexuales? ¿Dónde está esa pluralidad social que se ven en otros partidos? No verás rapados, ni tatuados, ni prototipos de personas que no entran en una Iglesia llena de demócratas, sí, nadie duda de su rechazo a ideas falangistas, pero de demócratas clásicos casi republicanos. Ese es, en mi opinión, la mayor falta del PP: su renovación nula. Su arcaísmo. Ah, y su electoralismo. Su máxima siempre es ganar elecciones. ¿Por qué, si no, no expulsó del Gobierno a ZP en los albores de esta crisis económica? ¿Por qué los militantes del PP  nunca dimiten excepto bajo severa sentencia judicial? El PP no es lo mejor del mundo, pero ganará las próximas elecciones porque hay que culpar al Gobierno del paro existente.

¿Alternativas? Son pocas, y no tienen oportunidades. Izquierda Unida no llega nunca al poder por su exagerado compromiso con causas perdidas -abanderan la República por todas partes cuando vivimos en una monarquía-, o por su apoyo excéntrico y solitario a puntos de vista menospreciados para acaparar un mayor espectro de votos -defienden a Chávez, a Castro, y casi al dictador de Libia-. Y es curioso, porque en ocasiones parecen los mayores enemigos del PSOE y no del PP.
Por otro lado, UPyD está resurgiendo en nuestro país con fuerza. Aunque tiene un discurso eficaz y hasta convincente y satisfactorio, por lo menos para mí, aprovecha en realidad las ambigüedades del centro político y el populismo dialéctico de su fundadora. Y esa es otra; no pienso votar a un partido en Castilla-La Mancha por mucho que su líder nacional me caiga bien si su líder autonómico es un total desconocido para mí. Además, UPyD sería un excelente partido...en la oposición. Ya demostraron partidos como UCD que el centro democrático es demasiado ambiguo e inexistente -el centro, en palabras de Rosa Díez, no existe, pero sí personas de derechas e izquierdas juntas-, por ejemplo en matería económica o social: ¿Defienden la subida o la bajada de impuestos? ¿Dónde estarían sus apoyos a la hora de elegir un presidente de los partidos mayoritarios, en las rosas o en las gaviotas?


Y por si fuera poco, un fantasma recorre España: el fantasma de la indiferencia, y hasta el hastío político. Cada vez son menos los interesados en los que les gobiernan, porque hablan de cosas que a nadie interesa, generalmente son de la capital y por si fuera poco sus partidos les absorben para intereses particulares y no generales.

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