Lineas ParaRelas Es una falta de ortografía con patas.

viernes, 26 de octubre de 2012

Sierra i Fabra, Javier Marías y los premios rechazados

Javier Marías recientemente ha rehusado aceptar el Premio Nacional que anualmente otorgaba el Gobierno. Sus razones son varias; se le conoce por no ser afín (ni tampoco enemigo) del partido que gobierna, pero básicamente aduce que como su padre no recibió ningún reconocimiento a su carrera, él tampoco lo desea de parte de las instituciones. 

Al ministro de Educación no lo soporto por  falsear información sobre la asignatura de Educación para la Ciudadanía.













La cuestión de fondo son los veinte mil euros paralelos al premio, que por supuesto se niega a recibir. Y es que, en un tiempo de crisis como el actual, con una cifra de desempleo que a fecha de hoy ha superado el límite estratosférico de Baumgartner (que es de un veinticinco por ciento), el dinero se ve, se palpa, saliendo de las instituciones públicas a nuevas manos, a cargos, diputaciones, bancos y escritores. ¿Y la sanidad? ¿Y los colegios públicos? Se depauperan día sí día también defendidos por profesores de verde, mientras se dan veinte mil euros a escritores son salarios más que suficientes, haciendo gala de un virtuosismo cultural patético, si se compara con los atroces recortes en cultura. Pero así es el arte político: vale más la sonrisa bonita de un premio Nobel lo contrario a apolítico como Vargas Llosa, vale más la pompa de emitir un fallo de un gobierno que no controla a una región histórica como Cataluña, vale más toda la imagen que se vende en Europa, que las necesidades de Cáritas que Amancio Ortega ha suplido parcialmente, que las circunstancias en las que viven los inmigrantes actuales, que la anarquía griega y la pobreza de nuestro vecino luso.
Sierra i Fabra y Gabriel García Márquez.

Enlazo aquí con todo, y ¿por qué no con alguien más? Recuerdo, hablando de premios nacionales, al genial Jordi Sierra i Fabra aceptando el mismo en la categoría de infantil y juvenil hace unos años, o siendo galardonado con el Cervantes Chico en Alcalá hace apenas unos días. Él no rechazó aquel premio del gobierno. Creo que a pesar de todo Marías actuó mal; a la generosidad se responde con generosidad: no es preciso vender tu alma a cambio de veintemil euros, pero sí es preciso responder a un obsquio con humildad. ¿Que no te consideras valedor de esa cuantía? Pues lo donas como Amancio Ortega. Que hace falta.

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