Lineas ParaRelas Es una falta de ortografía con patas.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Carnage



"Dos niños discuten y uno ataca al otro armado con un palo. No, armado no, sujetando un palo. Al final de la pelea, el otro acaba desfigurado. ¿Desfigurado? ¿Cómo? Mi hijo no ha desfigurado al suyo. Sí, tiene un diente roto y el nervio dañado. Ayudaremos con los gastos del dentista, con el tiempo ni se notará. "

Éste es el punto de partida de Un Dios Salvaje (Carnage), lo que en principio pretendía ser una manera civilizada, educada, y por qué no, hipócrita, de dos matrimonios que se reunen para solucionar y hablar sobre la disputa de sus hijos. En los primeros minutos sonrisas cordiales, charlas ligeras, y una invitación para tomar un café, nos permiten empezar a descubrir las vidas de estos personajes. Pero son los primeros roces (y posteriores desencuentros) los que nos muestran el verdadero carácter de cada uno. Con el transcurso del tiempo, el autocontrol resulta más difícil de mantener y presenciamos la caída de las apariencias y la consecuente disputa entre las dos familias, caos, hombres contra mujeres, unos tragos de güisqui que aceleran el ritmo, y matrimonios enfrentados entre si.


Estamos frente a una película de personajes humanos, que en sus defectos y virtudes (pocas) nos muestran los de la sociedad y los nuestros. Estamos ante una magnífica interpretación y un guión fluido. Estamos, sobre todo, frente a una comedia divertidísima que nos hará reírnos casi sin querer durante 79 minutos.

En medio de una cartelera con tendencia a invitarnos a evadirnos de la realidad, Roman Polanski se enfrenta a la ardua tarea de entretenernos con cuatro personajes, una sola ubicación, y un argumento simple. Nada de efectos especiales, saltos en el tiempo, historias grandilocuentes, o criaturas místicas. Y sin embargo, lo consigue.

1 comentario:

Príncipe Zafiro dijo...

Polansky es un crack. Me encantó "El escritor".

Tweets por @guillermardos