Lineas ParaRelas Es una falta de ortografía con patas.

martes, 3 de agosto de 2010

El intercambio

O Labios gordos y niño desaparecido.

De lo último de Clint Eastwood no podido probar nada, pero El intercambio, la cinta con la que Angelina Jolie pugnaba por el Oscar interpretativo, sólo puedo decir que escupo y vomito viendo esas dos horas y media de película, y no por ser mala película, sino por el asco, odio, hacia personajes viscerales que le hacían la vida imposible a la protagonista del drama, una madre soltera con un marido muerto en la guerra cuyo hijo desaparece sin dejar rastro.

¿Es la desapareción del niño el núcleo de la película o es, en cambio, su regreso a casa? De cualquier manera, despúes de descubrir si el niño se hace o no pasar por otro desaparecido comienza la película: una defensa de la voluntad infranquebale y una proclamación final de la esperanza. 

¿Pero son cursiladas las que componen esta película avalada por Harry, El Sucio? No, como todas las pelis de Wood, esos sentimientos, esas resistencias calladas de los personajes son mudas y fuertes; los personajes no se pasan toda la película diciendo lo que sienten. En ningún momento grita la madre como se siente; dice lo que le ocurre, pero no cómo está padeciendo que toda la policía la esté engañando. De esta forma, con este silencio continuado, se consiguen dos cosas: primero, exasperar al espectador, pues padece la lentitud de un film, de la evolución de un personaje que no es tal; por otro, se sitúa en torno a la fémina protagonista, sensacional, y conoce perfectamente hasta qué punto la madre llegará por su hijo.

Y hablando de escasez de cursiladas, la película es desagradable. Cuando digo eso no es una Saw en potencia, sino que algunas escenas indirectas, algunas cosas que se sobreentienden, son asquerosas, reprobables, y hacen que veas la película con pánico por aquellos personajes del argumento que no son tan viles como los demás.

El guión, la historia, es fantástica. No es una simple historia de desaparecidos que se inicia con la marcha de un niño entre los coches de sus propia calle y acaba con la madre feliz lloriqueando recogiendo al fruto de su vientre despúes de meses de sufrimiento. Ésta es la crónica de lo que hay detrás. De los meses de espera, de sufrimiento, de una madre tachada de irresponsable que tiene que lidiar con las mentiras día tras día.

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